miércoles, 23 de abril de 2008

LAS COSTUMBRES DE LOS DRAGONES

Hoy 23 de abril, como todos sabemos, es el Día internacional del Libro.También es San Jorge o Saint George o Sant Jordi, como prefieran. En Catalunya ademas de celebrarse este día con la consabida Feria del Libro, como en todo el orbe, existe una tradición que consiste en que el hombre le regala una rosa a su compañera y esta le regala un libro a su "peor es nada". No se desde cuando existe esta tradición, me atrevería a asegurar que es postguttemberg, pero esta firmemente arraigada en el corazón de la sociedad catalana.



Sin embargo en los últimos años han surgido voces criticas que arremeten contra esta costumbre por considerarla sexista. Dicen los partidarios de esta tesis que el hecho de regalar una rosa a una mujer significa resaltar solo el aspecto exterior,la belleza exterior, quitandole contenido como persona, vaciándola de su potencial interior y reduciéndola a "la tonta que se moja por una flor". Por otra parte, el hecho que la mujer le tenga que regalar un libro a su compañero denota, dicen, la sumisión de la mujer en el plano intelectual. Leer, pensar, escribir, detentar el poder pasan a ser actividades netamente masculinas y las chicas a contentarse con su rosa y hasta el año que viene.



Tal vez en un plano teórico no les falte algo de razón, pero creo que es llevar el asunto a un extremo que poco tiene que ver con el sentimiento de felicidad que anida en muchos corazones catalanes a lo largo del día.



Otros, mas embebidos en la militancia de lo políticamente correcto, han comenzado a cambiar los roles.Así vemos por las calles de toda Catalunya a señores portando con orgullo una deliciosa rosa regalada por su amada mientras sus compañeras leen la reseña del ultimo libro de su escritor o escritora favoritos.



Vale decir a estas alturas,que la elección del 23 de abril como día internacional del libro se debe a que en dicha fecha fallecieron los iconos mas brillantes de la literatura en castellano y en ingles. Ni mas ni menos que Cervantes y Shakespeare eligieron tal día para partir y la UNESCO instauró en 1996 tal fecha como homenaje.



La leyenda de Sant Jordi es por todos conocida. Un noble caballero se enzarza en dura lucha con un malvado dragón con el propósito de salvar a una princesa, doncella para mas datos. Como es previsible (y eso que hollywood estaría en pañales por aquella época) el héroe somete a la bestia (al dragón se entiende) y cuando le da la estacada final, de la sangre del pobre animal crece la rosa mas bonita que la historia haya conocido y se la entrega a la princesa que era muy mona, no como algunas princesas de ahora que por mas que se vistan de seda...



En esta leyenda Freud creyó reconocer una alegoría del SuperYo. El bueno de Jordi nos representa a todos luchando contra nuestro dragones interiores y superando traumas a base de espadazos para ser mejores, o mas felices o lo que sea. Lo que no viera Freud en cualquier sitio...



En fin, que yo el tema no lo tengo muy claro. No es que me haya pasado muchas horas barruntando sobre la cuestión del sexismo o no de esta costumbre, costumbre muy bien recibida por el gremio de las editoriales y de los floricultores, pero desde hace unos años tengo en casa algunos rosales y cuando llega este día me voy al patio con mis tijeras de podar y elijo la mas bella para la mas bella de las personas, mi amada princesa, que por suerte no es doncella, y se la regalo sin que me cueste un duro. A cambio ella me regala un libro un día cualquiera, pero siempre el libro que deseo en edición de bolsillo.


Un último apunte. Hoy, caminando por Palamos, reparo en un señor que avanzaba dubitativamente por la acera. Cuando lo observo mejor me doy cuenta que va totalmente abstraído en la lectura, pero no de un libro, ni de un diario ni de una revista,no. Al elegante hombre lo que le cautivaba era la lectura de la cifra que estaba escrita sobre el cheque que llevaba en su mano derecha. Lecturas y lecturas hay.

3 comentarios:

Rob Rufino dijo...

Que te me has puesto cachondo hombre!!!

Con esa frase más que edición de bolsillo tendría que regalarte la Enciclopedia Britannica.

Le dejo una duda existencial que tengo, tenemos que seguir luchando contra nuestros dragones interiores? o nos relajamos y aprendemos a convivir con ellos?

cholo dijo...

SIEMPRE,ROB,SIEMPRE HAY QUE MATAR A LOS DRAGONES PARA QUE PUEDAN NACER ROSAS NUEVAS PARA REGALARSELAS AL MUNDO Y AUNQUE NUNCA ACABEMOS CON TODOS ELLOS DARLES GUERRA SE HACE IMPRESINDIBLE.AHI VA UNA ROSA...

Rob Rufino dijo...

Viendo a la intolerancia y la hipocrecía como un Dragón interno, seguro tenemos que combatirlo.

Pero creo que a algunos otros dragones internos no vale la pena combatirlos.

Recuerdo la película "Una mente brillante", en la cual el protagonista tenía delirios paranoicos (tres tipos que lo atacaban).

Si bien durante años intentó combatirlos solo logro lastimar a otros y a si mismo.

Un día pudo "darse cuenta" que eran alucinaciones y aprendió a convivir con ellos.

El momento cúlmine llega cuando recibe el premio nobel (es un historia basada en hechos reales) y le hace un guiño a esas personas imaginarias.

Nuestro tiempo y energía son limitadas. Dragones hay muchos.

El gran desafío, creo, pasa entonces por luchar contra los dragones que nos impiden crecer y aprender a convivir con el resto.