En 1986 la Justicia argentina había dado un pequeño paso, al “despenalizar la tenencia de drogas para consumo personal”, con el caso Bazterrica (por el músico Gustavo Bazterrica, guitarrista de la banda de rock: Los Abuelos de la Nada), pero pocos años después, entre 1989 y 1990, la Corte menemista, con la complicidad de los radicales, siguiendo los dictados de Estados Unidos, nos harían retroceder varios años en lo que atañen a nuestros derechos constitucionales en el tema drogas, salud y libertades recreativas.
La prohibicionista y antidemocrática Ley Cortese, impuesta en del gobierno de Menem, y que está vigente hasta nuestros días, hace alusión al ex diputado radical (Lorenzo Cortese) ex secretario de De la Rúa. La Ley Cortese era una actualización de una ley previa reglamentada en el ‘74 por López Rega, aunque las primeras leyes antinarcóticos, por “posesión y tenencia de drogas”, se puedan rastrear hasta la década de 1920, al radicalismo Irigoyenista, sumiso ya de las leyes prohibicionistas.
Este gobierno, parece más dispuesto a reestablecer ciertas realidades más justas en estos temas que atañen a nuestras libertades. “Debemos dejar de ser hipócritas”, dijo sincerándose el ministro Aníbal Fernández, reconociendo que la política antidrogas fracasó, que provoca un gasto insensato de dinero, y que atenta contra la intimidad de las personas. “Con este cambio, la Argentina modifica su alineación con Estados Unidos, donde prima el lema prohibicionista…” dijo un cronista de La Nación desde su nota de tapa.
Los grandes satanizadores
¿Quienes siguen siendo los grandes enemigos satanizadores de las drogas? La Iglesia, que sigue con su discurso “de la Inquisición europea del siglo XV” (Zaffaroni), diciendo que “la droga es sinónimo de muerte”. Eso es algo que sería debatible si la única droga existente en el mundo fuera esa nefasta que es el paco o crack (“la cocaína de los pobres”). Pero tenemos además una gran cantidad de “drogas” o plantas de uso medicinal y terapéutico milenario comprobado (de la marihuana a la ayawaska, por nombrar sólo algunas). Al respecto, Matilde Bruera dice que desde 1995 hay estudios de la Organización Mundial de la Salud, sobre el uso terapéutico de “distintas sustancias prohibidas”, que no han podido ser publicados “por las presiones de EE.UU.”
La visión en Europa es que la mayoría de los usuarios de drogas no son delincuentes ni enfermos, sino consumidores o usuarios recreativos.” Agregando que no hay que penalizar ni medicalizar, sino fomentar el uso responsable. La política debe basarse en prevenir. Esto resultó más efectivo que la represión.
Las cifras oficiales apoyan esta idea, ya que la Comisión Científica Asesora dice que en nuestro país “los adictos no superan el 10 % de los casos” de usuarios de drogas, echando así abajo la teoría represora inquisidora de la Iglesia, y la de sus mayores cómplices políticos en este caso: principalmente los PRO, aunque también los RECREAR, y otros partidos.
Zaffaroni nos recuerda que el falso argumento inquisidor, de que “si Satán (o los tóxicos) nos dominan a todos… la humanidad habrá terminado”, parece tener las patas cortas, y los días contados. Y a la pregunta sobre quienes más se benefician con la prohibición dice que “los grandes bancos”, que lavan más de un 80 % del dinero del tráfico de armas y/o drogas. Tampoco podemos olvidar la millonaria industria farmacéutica (los grandes laboratorios) y las industrias de bebidas alcohólicas y cigarrillos, que son otros grandes socios de la prohibición, y se benefician con ella financiando la propaganda prohibicionista e imponiendo (en una competencia claramente desleal) sus drogas legales.
Hoy Lanata se suma al mismo coro con el sugestivo título “¿Estan fumados?” al oponerse a una encuesta que va a elaborar el gobierno nacional, que usa los mismos parámetros que utilizó España al elaborar su política antiprohibicionista.
La prohibicionista y antidemocrática Ley Cortese, impuesta en del gobierno de Menem, y que está vigente hasta nuestros días, hace alusión al ex diputado radical (Lorenzo Cortese) ex secretario de De la Rúa. La Ley Cortese era una actualización de una ley previa reglamentada en el ‘74 por López Rega, aunque las primeras leyes antinarcóticos, por “posesión y tenencia de drogas”, se puedan rastrear hasta la década de 1920, al radicalismo Irigoyenista, sumiso ya de las leyes prohibicionistas.
Este gobierno, parece más dispuesto a reestablecer ciertas realidades más justas en estos temas que atañen a nuestras libertades. “Debemos dejar de ser hipócritas”, dijo sincerándose el ministro Aníbal Fernández, reconociendo que la política antidrogas fracasó, que provoca un gasto insensato de dinero, y que atenta contra la intimidad de las personas. “Con este cambio, la Argentina modifica su alineación con Estados Unidos, donde prima el lema prohibicionista…” dijo un cronista de La Nación desde su nota de tapa.
Los grandes satanizadores
¿Quienes siguen siendo los grandes enemigos satanizadores de las drogas? La Iglesia, que sigue con su discurso “de la Inquisición europea del siglo XV” (Zaffaroni), diciendo que “la droga es sinónimo de muerte”. Eso es algo que sería debatible si la única droga existente en el mundo fuera esa nefasta que es el paco o crack (“la cocaína de los pobres”). Pero tenemos además una gran cantidad de “drogas” o plantas de uso medicinal y terapéutico milenario comprobado (de la marihuana a la ayawaska, por nombrar sólo algunas). Al respecto, Matilde Bruera dice que desde 1995 hay estudios de la Organización Mundial de la Salud, sobre el uso terapéutico de “distintas sustancias prohibidas”, que no han podido ser publicados “por las presiones de EE.UU.”
La visión en Europa es que la mayoría de los usuarios de drogas no son delincuentes ni enfermos, sino consumidores o usuarios recreativos.” Agregando que no hay que penalizar ni medicalizar, sino fomentar el uso responsable. La política debe basarse en prevenir. Esto resultó más efectivo que la represión.
Las cifras oficiales apoyan esta idea, ya que la Comisión Científica Asesora dice que en nuestro país “los adictos no superan el 10 % de los casos” de usuarios de drogas, echando así abajo la teoría represora inquisidora de la Iglesia, y la de sus mayores cómplices políticos en este caso: principalmente los PRO, aunque también los RECREAR, y otros partidos.
Zaffaroni nos recuerda que el falso argumento inquisidor, de que “si Satán (o los tóxicos) nos dominan a todos… la humanidad habrá terminado”, parece tener las patas cortas, y los días contados. Y a la pregunta sobre quienes más se benefician con la prohibición dice que “los grandes bancos”, que lavan más de un 80 % del dinero del tráfico de armas y/o drogas. Tampoco podemos olvidar la millonaria industria farmacéutica (los grandes laboratorios) y las industrias de bebidas alcohólicas y cigarrillos, que son otros grandes socios de la prohibición, y se benefician con ella financiando la propaganda prohibicionista e imponiendo (en una competencia claramente desleal) sus drogas legales.
Hoy Lanata se suma al mismo coro con el sugestivo título “¿Estan fumados?” al oponerse a una encuesta que va a elaborar el gobierno nacional, que usa los mismos parámetros que utilizó España al elaborar su política antiprohibicionista.
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