En Rosario, así como en Buenos Aires, se han puesto de moda las Fiestas de los 80´s en la cuales se puede bailar música de esa década incluyendo "las lentas" o música romántica hoy totalmente ausente, por ejemplo, de las Fiestas Electrónicas.
Como la propuesta de volver a bailar abrazadito a una mujer apenas conocida, me resultó mas que tentadora me puse los nevados y partí al Alto Rosario Shopping.
Es difícil transmitir la energía que se palpaba en el ambiente. Todos riendo, con ganas de bailar, dejando por un rato los problemas, la calvicie, las arrugas, los niños, etc.
Me preguntaba, con el vaso de fernet en la mano, que es lo que provoca toda esa energía. Sin dudas la música, como el olfato, tiene la extraña facultad de transportarnos por unos instantes a otros momentos de nuestras vidas.
Mientras pensaba esto, tocaba en el escenario Virus (o lo que queda de ellos). Fue sorprendente ver que, a ninguno de los que ahí estábamos, nos importaba que el hermano de Federico Moura no cante como él, porque todos teníamos, en nuestras cabecitas, a aquellas melodías, y nos veíamos bailando en las viejas discos como Space, Dimensión, L´Heritage, Bucanero, Sambae, etc. etc.
Hoy, con el mp3 cargado de una lista de nuestro viejo y querido rock nacional, pienso en esos sueños que teníamos quienes conocimos en carne propia la ausencia de los más elementales derechos básicos y no quiero dejar de agradecer a todos aquellos que lucharon y hasta dieron la vida por esta libertad que hoy podemos disfrutar y por los tabúes que hemos aprendido a vencer.
Como la propuesta de volver a bailar abrazadito a una mujer apenas conocida, me resultó mas que tentadora me puse los nevados y partí al Alto Rosario Shopping.
Es difícil transmitir la energía que se palpaba en el ambiente. Todos riendo, con ganas de bailar, dejando por un rato los problemas, la calvicie, las arrugas, los niños, etc.
Me preguntaba, con el vaso de fernet en la mano, que es lo que provoca toda esa energía. Sin dudas la música, como el olfato, tiene la extraña facultad de transportarnos por unos instantes a otros momentos de nuestras vidas.
Mientras pensaba esto, tocaba en el escenario Virus (o lo que queda de ellos). Fue sorprendente ver que, a ninguno de los que ahí estábamos, nos importaba que el hermano de Federico Moura no cante como él, porque todos teníamos, en nuestras cabecitas, a aquellas melodías, y nos veíamos bailando en las viejas discos como Space, Dimensión, L´Heritage, Bucanero, Sambae, etc. etc.
Hoy, con el mp3 cargado de una lista de nuestro viejo y querido rock nacional, pienso en esos sueños que teníamos quienes conocimos en carne propia la ausencia de los más elementales derechos básicos y no quiero dejar de agradecer a todos aquellos que lucharon y hasta dieron la vida por esta libertad que hoy podemos disfrutar y por los tabúes que hemos aprendido a vencer.
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