sábado, 19 de julio de 2008

El embrollo argentino

Por Osvaldo Bayer
Desde Bonn, Alemania


Otra vez el mismo clima. Otra vez parece que marchamos por una calle sin salida. Hubo un hombre de mi tiempo, Aldo Ferrer, que dijo lo valedero, lo equitativo. Pero nadie lo escuchó. Hay que distribuir las ganancias para llevar adelante una sociedad integrada; si no, quedaremos cada vez más en el subdesarrollo. La sociedad tiene que ser integrada, regulada. Recordemos aquello de la economía social de mercado. Con la que la Alemania destruida de posguerra logró levantarse. Redistribuir las ganancias en la ciencia, en la técnica, en la paz social, en la educación, en la salud, en una industria que vaya eliminando las dependencias. Una sociedad con miserias es una sociedad injusta, corrupta, en sí, inmoral. Además se equivoca aquel que siempre quiere tener más, porque ese afán de dominar es el que crea violencia en la sociedad. Porque el que tiene más es casi siempre traicionado por los cuidadores de ese status.

Una sociedad moderna ya no puede vivir sin las regulaciones. Porque, si no, terminaremos en los grandes castillos de la Edad Media donde se refugiaban los autodenominados nobles para “gozar” de su poder: vestidos desopilantes, joyas, coronas, armas, minués, cuarteto de cuerdas en el almuerzo de los señores, caza del jabalí rodeados por una comitiva de uniformados bien remunerados. Mientras, a su paso, los esclavos bajo el látigo o los eternos peones de la tierra, con sus harapos y sus ojos plenos de miedo y de hambre. Ahora las figuras han cambiado, todo es más disimulado. Pero las vallas morales y materiales son las mismas. Los dueños en sus countries de lujo con las mismas defensas –esta vez ya de empresas de vigilancia– y, a las pocas cuadras, las villas miseria con su increíble cuadro de las fantasías morbosas de la brutal realidad.
En la Argentina ha ocurrido otra vez un golpe, como ya alguien lo ha dicho. Y como todos los golpes se originó, por un lado, por la incapacidad de quienes gobiernan de convencer, y por el otro, los de la filosofía “no me toquen el bolsillo”.
Los autores del golpe sin armas pero con medios salieron a defender lo “suyo”, todos juntos, algunos de bolsillo flaco y los otros, los tradicionales dueños de la tierra, de los medios, de las
empresas que compran y venden.

El error de quienes tienen que ser los administradores racionales y justos fue meterlos a todos en la misma bolsa. Los de poca tierra y los eternos señores de la tierra y del cielo. Y todo se convirtió en dos mitades. Y desempató Cobos, un político esencialmente argentino, que cuando le tocó hablar lo hizo a ritmo de tango, y votó con lágrimas en los ojos. Tal vez lo ayudó a decidirse la virgencita de Luján. Recemos. Cuando lo ético, si se forma parte de un gobierno y no se está de acuerdo con una resolución de ese gobierno, es renunciar y no votar en contra de los que justamente lo pusieron segundo en la lista. Se vuelve a la base y no se sigue aferrándose al poder, por si las moscas. Pasó a ser el héroe de la derecha con voz entrecortada. Primero borocoteó a su partido y puso cara sonriente al peronismo K. Ahora, una vez en el poder, vota emocionado en contra y dice que espera ser aceptado de nuevo por su antiguo partido. En letra argentina eso se llama ser radical. Qué curioso, diría un gramaticólogo estructural alemán observando el uso argentino de la palabra “radical”, y se deprimiría al no encontrar una explicación idiomática consensuada. Porque claro, en sí, radical es ser, como lo dice su raíz: revolucionario, avanzado, definitivo. Definitivo. ¿Ad infinitum? ¿Definitivo? De radical argentino pasó a radical K y de K –probablemente– a la fórmula Cobos-De Angeli, de la cual ya se habla.

Pero eso no es el problema fundamental. El patetismo está en las dos Argentinas actuales de las que, desde su nacimiento, nadie fue capaz de hacer una. Fue muy cómico ver al presidente de la Sociedad Rural, el señor Miguens, cantar el Himno Nacional, emocionado, después del voto de Cobos: “ved en trono a la noble igualdad”. Cuando lo vi en la pantalla recordé las orgullosas crónicas de los diarios patagónicos La Unión y El Orden, de 1922, describiendo el gran banquete de la Sociedad Rural a los oficiales del 10 de Caballería que acababan de fusilar a centenares de peones patagónicos. Fue para 120 comensales y se cantó también, con emoción, el Himno Nacional. “Ved en trono a la noble igualdad, libertad, libertad, libertad” (esto es necesario remarcarlo siempre). Se descorchó champagne y los estancieros ingleses presentes le cantaron al teniente coronel Varela –el fusilador– el “for he is a jolly good fellow” (sí, “porque eres un buen camarada”).

Cobos, cuando se emocionó en la madrugada del jueves, ya que votó por el “campo”, tendría que haber mencionado la tragedia de los peones patagónicos, ya que fue un gobierno radical, el de Yrigoyen, el que dio la orden de los fusilamientos. Cobos tendría que haber aprovechado esa oportunidad en que todos los ojos argentinos lo miraban, para pedir perdón –como radical– por tan trágica y tremenda injusticia. Señalar que fue un error garrafal y un crimen de lesa humanidad. ¿No les suscita ninguna culpa, a los radicales K y a los radicales J, tantos peones asesinados?

Cuando Cobos votó por el no, los manifestantes de Palermo todos en coro cantaron el Himno Nacional. (¿No hubo ninguno, que mirando a Cobos, le tararee el “for he is a jolly good fellow? Las crónicas no lo dicen, no seamos mal pensados.) Pero, eso sí, el diario La Nación describió gozoso y engolosinado cómo estaban vestidos los manifestantes de Palermo que vivaron a Cobos: “... un matrimonio con galeras abanderadas de las que colgaban cintas brillantes, con su bebé en cochecito... o looks más vanguardistas (sombreros tipo diseños de autor) realizados con el mismo motivo... Jeans y pantalones livianos con cintos de cuero, camisas y remeras, y uno que otro sombrero, más anteojos de sol, entre las mujeres, y la onda casual Friday entre los varones... un estilo relajado matizado por el traje y la corbata... Y como silencioso detalle anti-K, una suerte de gorro llevado por algunos con esa letra en círculo cruzado, a la manera de la dialéctica vehicular, más la aclaración ‘yo no lo voté’”. (Aquí hago una pausa y pienso: pero Cobos sí lo votó a K, o mejor dicho, a la K.) Y prosigue la crónica muy significativa: “Y como voto al campo, cintas colgantes en verde soja con la leyenda: ‘Apoyo el campo’”. (Aquí también pienso: claro, con el precio de la soja se explica todo.) Y sigue: “El respeto y la amabilidad fueron la constante... a eso de las 6 de la tarde emergieron, entre otros personajes vinculados con la moda, algunos diseñadores de renombre y también el peluquero más famoso, entusiasmado con la multitud. A un paso, chicos y grandes con mascotas. Así, como en familia”.
Qué idílico. Tendríamos que estar orgullosos de que haya argentinos tan finos y delicados. Somos una familia.

No tanto. Tenemos un país dividido, como en toda nuestra historia. Federales y unitarios, el progreso de Roca y los indios bárbaros y salvajes, los argentinos de bien y los anarquistas extranjerizantes; los cabecitas negras y los libertadores, los argentinos desaparecedores y los desaparecidos; perucas, paraguas, bolitas y argentinos rubios y de ojos celestes.

Celebro que un grupo grande de intelectuales argentinos haya escrito tres cartas sobre la temática del país y así hayan tomado posición en la discusión. Por fin los intelectuales salen a la palestra. Ojalá que esto prosiga y sean tomados en cuenta cuando opinan. Y sería bueno que los políticos de vez en cuando los convoquen para escuchar su opinión. Porque el principal deber del intelectual es ése: salir a la calle cuando en la sociedad hay injusticias o se reprimen las libertades.

El diario alemán Frankfurter Rundschau informó ayer en su página editorial sobre el conflicto que sacude a nuestras pampas. Y lo titula “El embrollo argentino”. ¡Qué delicado y fino el periodista! Hablando en lunfardo, más que un embrollo es un verdadero quilombo. De “el país de las espigas de oro”, cantado por Rubén Darío, al país de la soja de oro. Sí, pero con villas miseria y niños desnutridos.

Publicado en Página 12

11 comentarios:

ella tambien dijo...

cintas verdes para la patronal del campo
cintas negras para el campo popular

saludos.

Anónimo dijo...

Me encantó la nota! los felicito por la página!

cholo dijo...

Me parece triste que solo podamos aspirar a una economia social de mercado.La unica verdad no es la realidad sino que no hay una unica verdad.Igual la nota del viejo Bayer es,como siempre,esclarecedora.

Anónimo dijo...

Un disparate, un Rey en la Edad Media no se aproximaba para nada al poder que tiene un presidente en un estado moderno. Era un "primus inter pares", los nobles podian vaciarlo de poder en cualquier momento y en ultima instancia estaba el Papa. Me parece que de historia Bayer no sabe un cuerno.

ella:

deja de llorar!, Uds. las mujeres!

Anónimo dijo...

Otro disparate:

"Convocar a los intelectuales" que de ruralismo no saben una papa.

Bayer vive en las nubes de Ubeda.

Unknown dijo...

Tenemos que rever el marco de alianzas, las políticas principalmente.
Las alianzas de clase básicas están claras y se ajustan al modelo industrial que defendemos pero que también estallarán si no afianzamos la dirección política del proceso.
Hay que barrer cierto "progresismo" afeminado que siempre traiciona, cierto progresismo gorila intelectual que siempre duda y combatir a todo el arco liberal defensor a ultranza de la propiedad privada y las ganancias que incluye a los representantes de la clase media, radicales y socialistas de Santa Fe.
La heterogeneidad en la conformación de esta fuerza es verdaderamente limitada. Sólo los integrantes del arco no liberal pueden servir a esta fuerza: marxistas, comunistas, socialistas libertarios (no hace falta aclarar que los que acabo de nombrar no son mayoría) peronistas verdaderos y con conciencia de clase, que también son pocos, esto es, todos quienes militan en las organizaciones político sociales, en el movimiento obrero y en los partidos que nos mancaron en esta dura batalla.
A la gente hay que respetarle sus ideas y convicciones tratando siempre de actuar sobre ellos, pero la dirigencia política que pretende conducir el estado no puede ser librepensadora. Hay que “cerrar filas” por un tiempo, levantar a los heridos y reemplazar a los muertos.Si el ala dura, “radical” del gobierno pierde posiciones y se consolidan los transigentes y conciliadores, devolvamos el gobierno a sus legítimos dueños y volvamos a combatir desde la oposición, una oposición que deberá ser demoledora y violentísima como lo es la actual.

Unknown dijo...

en mi anterior quise decir "bancaron" y no "mancaron". Parece un acto fallido, pero no lo es. Otros fueron los que nos "mancaron".

Anónimo dijo...

Es interesante leer aquí las respuestas de los ruralistas, que ponen a los intelectuales del otro lado, del lado de los que no saben de ruralismo, y dicen que Bayer no sabe de historia. Los ruralistas saben de campo, gran cosa para la sabiduría. Además alguno por ahí se enojó con "las mujeres", completa el cuadro de los energúmenos.

Anónimo dijo...

Muy interesante escuchar la propuesta de "los intelectuales". Uno se imagina Los enormes aportes que han hecho personas como Verbistky o Bayer a la clase trabajadora, por ejemplo. Cuantos empresas han creado, cuantos obreros tienen en el payroll, a cuantas familias dan de comer. Hay que seguir escuchando sus valiosos aportes. Esa gente sabe de lo que habla.

Anónimo dijo...

Eva, ya me crucé con uno de estos que están enojados con "las mujeres". Hay varios comentarios al respecto en distintos posts, todos recientes, todos anónimos, todos repugnantes. Creo que es siempre el mismo "anónimo". Sobre ese tema, me quedo con una frase de mi amiga Mariángeles: "a estos las únicas mujeres que les caen bien son las promotoras de expochacra". Coincido con esto y creo entender la razón, es porque pueden tenerlas con dinero.
Y a este último anónimo sólo le diré: hay que ver los enormes aportes que han hecho los chacareros a la clase trabajadora. Usted sí que sabe de lo que habla. Que cara de piedra!

Mariángeles dijo...

Anónimo:
Si Bayer no sabe de historia, usted no sabe leer. La alusión a la Edad Media no habla del Rey, sino de los nobles; en consecuencia su comparación con el poder de los presidentes es inconducente. Ahora, si a ustede le parece que la posibilidad de que un papa -que no era otra cosa que un noble de la iglesia- es una buena manera de limitar el poder... huelgan comentarios.

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