Está en una verdulería y el dueño no la atiende. Se demora en otros clientes y ella sospecha que lo hace para retenerla, para estirar el momento del encuentro. Por fin se quedan solos y él, sin decir nada, comienza a besarla con ternura. Nunca la habían besado así. La cara del verdulero es un gran tomate rojo, con una zanahoria por nariz y cuatro pelos de puerro en la barbilla. Ella se torna vegetariana sin más.
Él sueña.
Es médico en su consultorio y no entiende porque hay más de un paciente delante suyo. Él sólo quiere ocuparse de ella. Se deshace sin recetas de todos ellos hasta que quedan solos ellos dos. La ausculta con detenimiento, demorándose en cada instante de su cuerpo hasta que ella, sin decir treintaitres, se entrega a su boca de facultativo incrédulo de su suerte. Él se recibe de ginecólogo sin más.
Ella sueña.
Está en una tienda de ropa de mujer. El vendedor enseña a sus clientas vestidos muy ligeros, de algodón, de estilos entre hippies y de princesas mientras ella espera. En un momento quedan solos y él la lleva al probador y le da un vestido de aire. Ella se lo prueba (le sienta tan bien) y él se viste igual que ella. Se besan con labios de amor nuevo. Él no acepta tarjetas ni efectivo. Ella se vuelve nudista.
Él sueña.
Ahora es jardinero. Su clienta le pide que pode una rama que toca su balcón. Él trepa al árbol (jacarandá en flor) y en la misma rama está ella esperándolo. Lo besa con boca de flores lilas y perfume de bosque primaveral. Vuelan hasta la cama donde se hacen el amor entre sábanas mojadas de sangre y sudor (es época de menstruación). Él limpia la sangre, ella el sudor. Él se diploma de Hombre-colchón.
Ella despierta.
Hace calor. Tres reyes recorren la ciudad y los niños, sin zapatos, los siguen bajo el sol. Ella estira los brazos sabiendo que no encontrará más que sábanas vacías, pero no, hoy hay más.
Él despierta.
Siente las manos de ella acariciando su pecho. Sabe que alguna lágrima caerá pero sonríe y la mira con sus ojos de cielo azul.
Se acarician con manos de frutas frescas, se besan con labios desnudos y se hacen el amor con cuerpos de sudor. Y con los ojos abiertos, se siguen soñando.
3 comentarios:
cualquier oficio les sienta bien a esos besos llaves!
"..y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella.."
un fragmento de cortázar en honor a esos amantes.
besos
ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!! QUIERO MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!!!!!!
la vida por esa "petite mort"!!!
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