domingo, 12 de octubre de 2008

AJEDREZ


Sin saber anticipar el próximo movimiento

el ajedrecista aficionado va respirando

entre cuadros blancos y negros

siempre a merced de su adversario


Él no quiere torres que encierren

ni enroquen ni vigilen

No quiere caballos para la batalla

ni peones obedientes a su rey


Él no quiere alfiles majestuosos

ni reinas resguardadas

bajo la protección de las costumbres.


Él quiere seguir jugando

sin que la partida se acabe,

sin jaques, con mates (amargos)




2 comentarios:

Anónimo dijo...

hermoso delirio

ella tambien dijo...

hey a ese aficionado me lo imagino buen jugador de truco!

besos cholo.