Sin saber anticipar el próximo movimiento
el ajedrecista aficionado va respirandoentre cuadros blancos y negros
siempre a merced de su adversario
Él no quiere torres que encierren
ni enroquen ni vigilen
No quiere caballos para la batalla
ni peones obedientes a su rey
Él no quiere alfiles majestuosos
ni reinas resguardadas
bajo la protección de las costumbres.
Él quiere seguir jugando
sin que la partida se acabe,
sin jaques, con mates (amargos)
2 comentarios:
hermoso delirio
hey a ese aficionado me lo imagino buen jugador de truco!
besos cholo.
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