jueves, 30 de octubre de 2008

El paro municipal y los persas - داری اذیت می کنی!


Solía decirse “pero qué tiene que ver el culo con la Sociedad de Fomento” para expresar de forma gráfica que dos cosas, personas o elementos no eran relacionables. Después vino Pancho Ibáñez, y su hegeliano “todo tiene que ver con todo” produjo una revolución. Si usted quiere conocer la relación entre el Sindicato de Empleados Municipales de Rosario y la Inscripción de Behistún de la época aqueménida, en persa antiguo, anímesele a la ira de I.


Con una pila de películas truchas bajo el brazo, luciendo unos flamantes lentes de sol y haciendo picar una gigantesca pelota de tenis, el señor I enfila hacia su computadora con la intención de poner en palabras algo, aunque sea un poco, de todo lo que escuchó, leyó y vio en los medios de Rosario durante las dos jornadas de paro municipal.

Ya desde temprano por la mañana, los movileros de las radios comenzaron a describir lo que sucedía, pero las crónicas, para la ira del Señor I, resultaban idénticas, pero idénticas, a las ofrecidas durante otras jornadas de paro municipal. Es cierto, pensó el Señor I, el hecho, en principio, es el mismo, pero también es cierto que tanta coincidencia resulta sospechosa, como si hubiera una sola mirada, estandarizada, repetida, como si todo se redujera a un solo punto de vista, adocenado y aburridor; una vista corta que lima y escamotea los matices que toda realidad posee, hasta la más cotidiana y repetida. Pero no: los movileros dicen lo mismo sobre lo mismo y entonces, reflexionó el Señor I, habrá que analizar qué es eso que dicen siempre, una y otra vez.



Para el grueso de los medios locales la noticia fue, claramente, el “caos en la ciudad”, “el desorden”, “la peatonal Córdoba convertida en un mercado persa”. Qué notable: durante el denominado “conflicto del campo”, y pese a más de tres meses de cortes de rutas, desabastecimiento, descalabro en los precios, derrame de leche frente al hambre de decenas de miles de chicos, nunca, pero nunca, se utilizó el término “caos” para describir una de las medidas de fuerza más dañinas de toda la historia argentina. Nunca se habló de “caos” ni “desorden”, nunca, se indigna el señor I. Pero cuando los que hacen paro son trabajadores, la noticia es el tránsito, la circulación vehicular, sin hacer referencia a los motivos de la protesta. Ahora eso sí, cuando los que protestan son ricos, hagan lo que hagan, el eje de la noticia son los reclamos. O sea: están siempre dispuestos a acudir corriendo en solidaridad con el más fuerte.


Mercado persa, eso dicen, con cada paro de los municipales dicen lo mismo y hacen del rebusque de alguna gente el centro de la cuestión, como si un conflicto gremial que afecta a miles de trabajadores en toda la provincia no fuese noticia. Mercado persa repiten, y todo sosamente aderezado con la descripción de cada uno de los artículos en venta. Tanta “denuncia” del negocio informal de los buscavidas logró su cometido: el miércoles el intendente Miguel Lifschitz ordenó terminar en forma inmediata con “el gran problema de Rosario” según los medios.

Y entonces empleados jerárquicos del municipio en persona se tomaron el trabajo de echar, junto a la Policía, a los terribles vendedores ambulantes que tanto afean el principal paseo del centro de la ciudad.
Se vivieron escenas lamentables. Muchos vendedores, que habían llegado con sus mercancías hasta la peatonal desde distintos puntos de Rosario, algunos muy alejados del sacrosanto centro, no sabían que hacer, deambulaban con sus cosas de un lugar a otro, perseguidos por policías y funcionarios, rumiando bronca.


El señor I se indigna. Porque hay un tono despectivo, burlón, en la descripción que se ofrece de los vendedores ambulantes y sus productos. Hay un desprecio apenas disimulado. La sutileza retórica no suele abundar en los autodenominados “Capitanes de la calle” y el prurito clasista se les ve desde bien lejos. Claro, los productos que ofrecen los buscavidas, según parece, no apuntan al sector del mercado ABC1 (para utilizar un concepto de marketing que sí les gusta a los capitanes) y entonces los periodistas desprecian burlonamente la calidad de esa mercancía, su estilo tan poco cool, su diseño kitsch, aunque no suelan usar este término.

Pero todo es cuestión de tiempo. El producto que hoy es “grasa”, kitsch, de mal gusto, se convertirá en una pieza de arte conceptual, moderno, contemporáneo, dentro de algunas décadas. Sólo hay que esperar el Mercado Retro del 2040, o incluso antes. El mismo tapiz del Gauchito Gil que hoy le hace fruncir la nariz a más de un cronista quizás sea comprado, por ese mismo cronista, pero veinte o treinta años después, en una subasta paqueta en un lugar cool y snob. Pero ojo, a beneficio de los pobres.


No hay más que comparar tanto desprecio, tanta mirada despectiva, con el tonito de los cronistas cuando describen la estética y el estilo de la Fundación Libertad, por ejemplo, o de la Bolsa de Comercio, el precoloquio de Idea, la Federación Gremial de Comercio e Industria, el Jockey Club. Ahí no, en esos casos todo es admiración, la mirada es desde abajo, desde el suelo, desde el lugar de la sumisión. Con los buscas, los pobres y los trabajadores que pelean por un mejor sueldo, en cambio, se elevan, se ponen por encima, juzgan desde las alturas todo aquello que rechazan. Y allí sí, con los pobres ponen la lupa para ver la evasión, la informalidad y otras irregularidades.


Es de esperar, se esperanza el Señor I sin dejar de hacer picar la enorme pelota de tenis, que cuando los movileros vayan a la Bolsa, La Fundación Libertad o algunos de esos elegantes sitios, también desempolven la lupa y digan todo lo que saben sobre los poderosos, y denuncien evasión, aunque sea en medio de un espacio “estéticamente correcto” mientras saborean un exquisito canapé. داری اذیت می کنی!



Por el Señor I


8 comentarios:

guille dijo...

El viejo truco de un culo impresionante.

cholo dijo...

Lo que pasa es que los pobres son muy feos y además huelen mal,y eso los socialistas vernáculos,socialistas de alto standing,no lo pueden soportar.
Excelente el post.
Abrazos

Anónimo dijo...

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