El 18 de diciembre de 2001 ante la crisis que desnudaba el neoliberalismo de Menem y la inoperancia radical de sostener el modelo, algunos patrones huyen.
Un grupo valiente de mujeres le pone el pecho a la represión y se dan la tarea de lo que siempre hicieron, trabajar y producir bienes. Se intenta la toma de la fábrica
Lo único que se observa es policías y más policías, ante un grupo de mujeres que lo único que pretende es seguir trabajando. Un notable grupo de vecinos le ponen el pecho al cerco represivo.
Ya con Duhalde la cosa no cambia sino que empeora la represión, El lunes 21 de abril de 2002, la fábrica de Brukman era el escenario de la peor represión que Buenos Aires ha visto en casi un año.
La Policía Federal había desalojado a las obreras en el medio de la noche y había convertido el barrio entero en una zona militar custodiada por ametralladoras y perros de ataque.
Las obreras de la ex Brukman, Incapaces de entrar en la fábrica y completar la orden de compra que habían obtenido para producir 3.000 pares de pantalones, convocaron a una muchedumbre y anunciaron que era tiempo de ponerse a trabajar.
A las 5 de la tarde, 5 costureras - señoras de mediana edad, con cortes de cabello fuera de moda, zapatos modestos y delantales de trabajo azules - caminaron hacia el cerco policial.
Alguien empujó, el cerco cayó, y las mujeres, desarmadas y del brazo, caminaron despacio a través de él. Apenas habían dado sólo unos pasos cuando la policía comenzó a disparar: gas lacrimógeno, cañones hidrantes, primero y balas de goma después.
La policía incluso cargó contra las Madres de la Plaza de Mayo, con sus pañuelos blancos bordados con los nombres de sus hijos desaparecidos.
Se dañaron docenas de vidrieras y la policía disparó gas lacrimógeno en el hospital de niños más importante de la ciudad donde algunos habían tomado refugio.
Luego la empresa Brukman fue declarada en quiebra y en octubre de 2003 la Legislatura de la CABA, aprobó una expropiación transitoria que después se transformó en definitiva. Se formó la cooperativa, llamada 18 de diciembre, que funciona sin gerentes, sin patrones.
Un viaje a aquel 18 de diciembre del 2001, cuando estas mujeres, decidieron que era tiempo para exigir el dinero para el viaje. Los dueños, alegando pobreza, les dijeron a los obreros que esperaran en la fábrica mientras ellos buscaban el dinero. "Nosotros los esperamos hasta tarde. Los esperamos hasta noche", dice Celia Martínez, "Nadie vino".
Después de recibir las llaves del portero, Martínez y los otros obreros durmieron en la fábrica.
Desde entonces, la están haciendo funcionar.
Han pagado las facturas, han atraído nuevos clientes, y sin rentabilidad ni sueldos gerenciales por los cuales preocuparse, han podido pagarse sueldos firmes.
Todas estas decisiones se han tomado democráticamente, por voto en asambleas abiertas.
"Yo no sé por qué los dueños tenían semejantes problemas", dice Martínez.
"Yo no sé mucho sobre contabilidad, pero para mí es fácil: suma y resta".
Las obreras de Brukman, obreras textiles como aquellas del 8 de marzo, aprendieron muchas cosas en este tiempo en que tuvieron que hacerse cargo de la empresa. No sólo aprendieron a administrarla, a auto gobernarse, a producir sin patrones. Aprendieron también la dignidad de quien se vuelve sujeto de la historia. Por ello no aceptan arrastrarse. Aprendieron a volar. Mi homenaje en este día de la mujer es para ustedes.
2 comentarios:
Adhiero al homenaje.
si!!!!esto me gusta!esas mujeres merecen todo el homenaje.un abrazo
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