miércoles, 21 de julio de 2010

“Yo quise humanizar la tortura” dijo El Cura

Esas fueron las palabras que Marcote tuvo con el periodista Carlos del Frade hace unos años.

Conocido por su seudónimo de El Cura, por las cifras bíblicas que pronunciaba cuando torturaba, Mario Alberto Marcote, está imputado de 28 secuestros y 25 casos de torturas por la justicia federal rosarina. Integrante del principal centro clandestino de detención de personas durante el terrorismo de estado: el Servicio de Informaciones de la Jefatura de Policía de Rosario. Por el centro pasaron 1800 personas entre el 76 y el 79, como reconociera el ex teniente coronel Eduardo González Roulet a fines de los años ochenta, de las cuales 350 permanecen desaparecidas.

Marcote un tipo con trabajo

Después de solicitar la baja de la policía el 2 de diciembre de 1980, ingresó al Instituto de Servicios Sociales Bancarios ese mismo día y terminó su trabajo el 2 de marzo de 1984.

En el 22 de junio de 1987 fue desprocesado gracias a la Ley de Obediencia Debida.

Al poco tiempo la Iglesia rosarina le tendió una mano, ofreciéndole el puesto de celador casero del Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones, dependiente del arzobispado rosarino.

Rodeado de imágenes de Juan Pablo II en la sala del asesor jurídico del establecimiento católico en Salta entre Callao y Ovidio Lagos, ante Carlos del Frade, reconoció haber entrado en la casa del matrimonio de ciegos formado por Emilio Vega y María Esther Ravelo el 17 de setiembre de 1977 en Santiago 2815, casa que fuera usurpada por la dictadura y hoy reconocida como Centro de la Memoria.

La presión de los organismos de DDHH y el repudio de los padres del colegio facilitaron su cesantía allá por 1994.

Esta es uno de los casos que empezarán siendo juzgados hoy en los Tribunales Federales de Rosario, en lo que se conocía como Causa Feced hoy denominada Causa Diaz Bessone, por el fallecimiento de su el principal implicado. Marcote junto a Ramón Genaro Díaz Bessone, José Rubén Lofiego, Ramón Rito Vergara, José Carlos Antonio Scortechini y Ricardo Miguel Chomicky se sentarán en el banquillo en juicio oral.

Que sea justicia.


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3 comentarios:

Daniel dijo...

No se puede creer.

Por lo que parece mucho menos, hay otra tortura. Recibir educación católica es recibir tortura. Crecer -por lo menos- confundido. Y lo que es peor, sin clarificación de tus dudas respecto a quienes te metieron en la cabeza tanta mierda.

De cosas como las que posteas en este artículo, ni hablemos !

Udi dijo...

Como a los nazis les va a pasar !
abrazo, compañero !

viejitomatias dijo...

Las peores aberraciones humanas siempre se hicieron "en nombre de dios" y en eso la iglesia católica es pionera.
Todos conocemos bien la participación de los curas en los centros clandestinos de detención,como por ejemplo la participación de Casaretto,el amigo de Solanas.

Los quiero PRESOS y tarde o temprano va a llegarles la hora.