domingo, 11 de septiembre de 2011

11-S

En enero del 2005, invitaron a Ward Churchill, profesor amerindio de la Universidad de Colorado (UC), a dar una conferencia en Hamilton College, en el estado de Nueva York. Daba a conocer un ensayo sobre el 11 de septiembre del 2001. Su  versión es crítica sobre el papel de gendarme mundial de Estados Unidos.

La derecha movilizada exigió que cancelaran la conferencia. El gobernador de Nueva York Eliot Spitzer,  -que luego renunciaría por contratación de prostitución con fondos públicos- , conjuntamente con la prensa canalla yanki y el gobernador de Colorado demandaron su despido.

Entre otras cosas Churchill catalogó a muchos de los directivos de las grandes corporaciones con oficinas en el World Trade Center eran "pequeños Eichmanns”.

Y empezó una caza de brujas. Ridiculizaron el trabajo de Churchill sobre el genocidio y la opresión de los indígenas. Llegó a tal punto que él y el Departamento de Estudios Étnicos, del cual era director, recibían miles de correos electrónicos amenazadores al día. Poderosas figuras, como el ideólogo republicano Newt Gingrich, pidieron restringir o eliminar su cátedra,  a pesar que hay una ley que protege a los pensadores e investigadores y evita el despido por expresar ideas.

La administración universitaria inició una investigación para determinar si debía despedirlo (o arrestarlo) por lo que había escrito. La presidenta de la Universidad de Colorado, una republicana moderada, dijo ante el profesorado que temía un “nuevo macartismo”. Una semana después le tocó renunciar.

Los estudiantes escogieron a Ward Churchill como “profesor favorito”, pero la asociación de ex alumnos no le dio el premio. Una autocensura recorre los ámbitos universitarios y el temor de "tener cuidado con lo que se diga" crece.

David Horowitz, ex "izquierdista" de los años 60 aconsejó cómo afinar el ataque a Churchill. En un discurso lo acusó de apoyar a los “enemigos terroristas de Estados Unidos”, Horowitz dijo que no se debía despedirlo por lo que escribió sino investigarlo por fraude académico. Instantáneamente, la administración recibió un diluvio de quejas (casi todas viejas y ya consideradas) sobre plagio, falta de ética profesional, notas al pie de página incorrectas, etc., en la obra de Churchill.

Se llevó a cabo una investigación para dotar a la caza de brujas dirigida por el ex subsecretario de Justicia del estado de Texas -es decir los pagos de Bush-, con un matiz seudo legalista. En mayo del 2006 después de que dos miembros del tribunal se vieron obligados a renunciar ante acusaciones de simpatía con la defensa de Churchill lograron su cometido y lo declararon culpable.

Ward Churchill perdió su cargo. Mc Carthy sonríe.

2 comentarios:

Nando Bonatto dijo...

El Act Patriot ha dejado al chico al macartismo

Eduardo Real dijo...

Es de libro. Más precisamente, de "Manufacturing Consent", de Herman y Chomsky, publicado 30 años atrás, y más vigente que nunca.

De los cinco filtros informativos que identifica MC, aquí están presentes todos y cada uno de ellos, con el 5to. filtro (anticomunismo) reemplazados por "war on terror".

Siempre me quejo de que el castellano carece de palabras que (al menos) el inglés tiene. Y ya se sabe, si no hay palabra que simbolice un concepto, tal concepto es una nube de úbeda.

Respecto de la reacción de las patronales y sus voceros sobre el tema, estaba pensando en al menos tres: Anchors, Spin Doctors y especialmente en "Flake", el 4to. filtro de MC.

¿Cómo se supone que algún medio podría apoyar la visión de Churchill? Lluvias de "flake" caerían sobre él. Los anunciantes se retirarían en masa (2do. filtro)

Vaya alguien a siquiera sugerir que Israel es un Estado Terrorista. Será sometido al peor maccartismo disfrazado de "lucha contra el antisemitismo", aún cuando se hagan todas las salvedades de que se critica a un "Estado", no a un grupo étnico.

Y así, es una permanente caza de brujas, a la que con el tiempo se le van agregando nuevas capas, conforme lo dictamine la CFR. Siempre hay un nuevo Satán al que combatir.