El león está suelto
Un día el empresario Jehuda Sulzbaum tuvo la
fulminante ocurrencia de traer a Israel a los más famosos domadores de leones
del mundo junto con sus números de doma, y organizar en el estadio de Ramat Gan
veinticinco representaciones de gala. Puesto que era un hombre de decisiones rápidas,
voló inmediatamente a los Estados Unidos, donde en poco tiempo consiguió cerrar
contrato con nada menos que nueve prominentes representantes de la profesión
de domador. Su cálculo fue tan sencillo como realista:
Transporte aéreo para 9 domadores y
83 leones a Tel-Aviv (20 aviones) 54,000 lib. isr.
Alojamiento y pensión completa en
el Sharon Hotel (25 días) 750,000 lib.
isr.
Alquiler del estadio para 25 noches 25,000 lib. isr.
Gastos imprevistos 200 lib. isr.
Suma total 829,200
lib. isr.
El estadio tiene cabida para cuarenta mil
espectadores, por lo tanto en veinticinco noches suman aproximadamente un
millón. En un precio de entrada de cinco libras resultan cinco millones, por lo
tanto una ganancia neta de más de cuatro millones de libras.
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* *
En los periódicos aparecieron extensos anuncios
sobre el espectáculo, especialmente sobre el león astro Beigele, que sólo
entendía iddisch. Para los
fotógrafos de la prensa fue un día de fiesta cuando los leones llegaron al
aeropuerto de Lydda y fueron escoltados por columnas blindadas, especialmente
contratadas para ello, hasta el Sharon Hotel. A la noche tuvo lugar, para
festejar la ocasión, un gran banquete, en el cual participaron numerosos
miembros del gobierno, todo el cuerpo diplomático y numerosas personalidades
de la vida pública. El Ministro del Interior brindó con un toast por Jehuda Sulzbaum, lo comparó
con sus grandes colegas norteamericanos y finalmente lo llamó el "Sol
Hurok del Cercano Oriente". Un portavoz de los huéspedes explicó en un
emocionado discurso que se había cumplido el viejo sueño de todos es domadores
de leones: por fin estaban en la
India y podían ir a cazar tigres...
En la cocina del hotel fueron preparados, para
alimentar a los leones, diez camellos y treinta asnos.
*
* *
Doscientos reflectores arrojaban su brillante luz
sobre los veinte mil concurrentes al estreno de gala en el estadio. Según el
programa, la apertura solemne de la noche correspondía al alcalde de Ramat Gan:
este debía entrar en la jaula de los leones, levantar un látigo con mango de
oro y hacerlo restallar una vez. Por alguna razón el alcalde rechazó este
procedimiento, hizo restallar el látigo afuera, delante de la jaula, y alcanzó
en la nuca a la esposa del embajador italiano, a la que hubo que llevar
inmediatamente a la improvisada enfermería y atenderla. Después de este
pequeño incidente comenzó la representación. Vinieron leones, saltaron a través
de aros en llamas, caminaron sobre una cuerda, se subieron sobre unos
banquitos, se pararon sobre sus patas traseras y sostuvieron pequeñas banderas
azules y blancas en las garras. Aplauso tempestuoso. Luego vinieron otros
leones, saltaron a través de aros en llamas, caminaron sobre cuernas, se
subieron a unos banquitos y sostuvieron pequeñas banderas azules y blancas en
las garras... Luego vinieron más leones... más aros en llamas... cuerdas...
banquitos... pequeñas banderas azules y blancas... Todo el espectáculo duró
más de seis horas, pero ya después de cuatro pudo observarse entre los
espectadores ciertos signos de cansancio. Y algunos de los niños presentes
arrojaron cáscaras de naranja a los leones, aros y cuerdas.
La noche siguiente mostró una fuerte disminución
en el número de espectadores. A diferencia de los respetables 20.000 del
estreno, a la segunda noche vinieron sólo 1.412 espectadores, a la tercera sólo
407, a
la cuarta 18, y a la quinta 7 (incluso los cuatro policías). Los ingresos
estaban lejos de cubrir los gastos.
Jehuda Sulzbaum, el empresario, se encontró en
una situación desagradable. Sus contratos comprendían veinte noches más, pero
él no podía pagar ni los domadores ni la cuenta del hotel. Además los domadores
se sentían engañados, porque veían destruidas sus esperanzas de hacerse ricos
en la India , y
los leones estaban desengañados, porque no recibían suficiente para comer. Al
sexto día les fueron servidos todavía tres camellos y nueve asnos, al séptimo
sólo seis asnos, lo que para ochenta y tres leones es demasiado poco. Las
hambrientas bestias estallaron en horribles rugidos, lo que molestó sensiblemente
a los huéspedes del hotel.
A los diez días la dirección del Sharon Hotel
comunicó al empresario Sulzbaum que iba a desalojar a los leones junto con sus
domadores si no pagaba dentro de cuarenta y ocho horas los gastos devengados.
Sulzbaum, nada tonto, no se dejó apremiar. Al día siguiente los leones fueron
desalojados, se dividieron en pequeños grupos y aparecieron allí donde menos se
los esperaba. Cuando el senador Alfonso Goldstein, el presidente del United
Jewish Appeal para Uruguay, cayó víctima de su apetito, se apoderó de la
población una gran sensación de horror, y la prensa exigió una inmediata intervención
de la policía. La policía explicó que no tenía nada que ver con ese problema
que tenía sus causas en ciertos desacuerdos financieros, y además no tenía presupuesto
para la caza de leones. El departamento de turismo planeó en consecuencia la
organización de la caza de animales salvajes, sin embargo no llegó a ningún
resultado práctico.
Después de la desaparición del empresario
Sulzbaum, las autoridades sugirieron a la embajada suiza que se ocupara de la
evacuación de los leones, pues éstos representaban un peligro para la vida de
los ciudadanos suizos que se encontraban en Israel. Después de citar al pequeño
número de las personas de referencia, el embajador suizo rechazó la
proposición. Igualmente infructuoso resultó un llamado dirigido al gobierno de
los Estados Unidos por ayuda técnica bajo el punto 4 del programa de ayuda para
los países subdesarrollados.
Mientras tanto los leones prosiguieron con sus
actos irresponsables. En Herzliah devoraron en el término de un solo día 32
personas, y ocasionaron con ello grandes perjuicios al renombre de esta zona
como centro de recreación y descanso. Por su parte, los domadores se dedicaron
a asaltar bancos y a robar en la calle.
Unas tres semanas más tarde en todo el país se
veían leones sueltos. Uno de ellos se instaló en el edificio de la Central de Sindicatos, y
devoró allí a un empleado por día sin que se advirtiera la pérdida. Sólo cuando
el hombre que tenía a su cargo la provisión de té no vino más, se dieron cuenta
de que tenían un león en la casa. Fue comisionado el Ejército para asegurar los
edificios del gobierno y de los partidos con cercos de alambre.
Sulzbaum se encontraba para este tiempo en la Riviera y recomendó
telefónicamente al Ministerio de Finanzas solventar los costos del transporte
de los leones por medio de un impuesto especial al tabaco.
Finalmente el gobierno consiguió convencer a la unesco de que era asunto
suyo ocuparse de los leones en virtud de la convención internacional para el
impedimento de los asesinatos en masa. Por lo tanto un buque contratado por la unesco , bajo bandera sueca, se encargó de
retirar los veintiún leones que todavía quedaban. Los demás se habían muerto de
hambre o se habían instalado en el desierto del Negev. De los domadores, cinco
sobrevivieron a los distintos tiroteos con la policía. Protestaron contra la
inamistosa actitud de las autoridades, pero por otro lado afirmaron que sus
leones estaban encantados por el gusto del público israelita.
7 comentarios:
Muy divertido. Pequeña corrección: un ciudadano de Israel es "israelí"; "israelita" es la persona que profesa la religión israelita (judía).
Extraordinario. El cuento, y su elección por su parte para este momento.
"Sólo cuando el hombre que tenía a su cargo la provisión de té no vino más, se dieron cuenta de que tenían un león en la casa."
(...)
... "recomendó telefónicamente al Ministerio de Finanzas solventar los costos del transporte de los leones por medio de un impuesto especial al tabaco."
Extraordinario.
Lo replico en el fsb
Abrazo!
Efraim Kishon fue uno de los primeros escritores en lengua hebrea conocidos en traducciones al español. Gran parte de su literatura la desarrolló desde una vertiente humorística, algo irónica, pero no exenta de cierta ternura en la mirada sobre la sociedad israelí de los años '50, '60 y '70. Fue muy critico de la burocracia e "intromisión" del estado en la vida de las personas (un liberal, como quién dice) y absolutamente ciego a los sufrimientos que la creación del estado de Israel provocó en la población palestina desplazada de sus hogares a punta de pistola. (no tan liberal, como se ve...).
Salute, sin dioses, buen rescate.
No lo cacé, me temo. ¿ A qué programa se refiere y por qué ?
"Se libre de opinar lo que te plazca, siempre y cuando no sean insultos antidiluvianos."
O sea ¿ no se puede insultar contra los diluvios ? ¿ o no se pueden usar insultos antiguos ?
excelente!
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