“Iluminados por el fuego”, el libro que sin dudas contribuyó a abrir un debate sobre lo ocurrido en Malvinas. Hasta ese momento poco o nada se hablaba de los suicidios y los traumas de posguerra entre los soldados, después se transformó en una película realizada luego por Tristán Bauer que mostró la cotidianidad de la guerra; el hambre, las torturas a soldados por sus propios jefes. Desde entonces se multiplicaron las denuncias de los soldados sobre los malos tratos.
Muchas de las historias reunidas en el libro fueron relatadas por primera vez en 25 años. “Hubo tres formas de presión sobre los ex combatientes: la imposición de silencio de los jefes militares, que los amenazaron para que no hablaran al volver de Malvinas; la campaña de desmalvinización posterior y el olvido que se impuso en los ’90”, señala el libro. Una de las consecuencias del silencio ha sido el alto número de suicidios de ex combatientes (400), que supera al de los caídos durante la guerra (271).
Pero además de las políticas impulsadas desde el Estado, el tema de los soldados de Malvinas siempre ha provocado frialdad social. “Para mí, tiene que ver con que Malvinas expresa las contradicciones de los argentinos: el haber salido a
Esto deja a los soldados en una situación difícil, porque para los militares, ellos son civiles, pero para los civiles son militares”, sostiene Vassel, Subsecretario de Derechos Humanos de
En 2007, tras un profundo trabajo de investigación y denuncia por parte de Pablo Andrés Vassel y la decisión colectiva de los ex combatientes (realizan congresos provinciales cada tres meses), se llevó a cabo una recopilación para el libro “Memoria, verdad, justicia y soberanía, Corrientes en Malvinas”, donde se denuncia la muerte de cuatro conscriptos –uno ametrallado; los otros por desnutrición y un enorme número de estaqueados. Vassel comenzó a recopilar estos testimonios en 2005, luego del preestreno en Corrientes de “Iluminados por el fuego”, al que asistieron numerosos ex combatientes. Vassel narra que después de la proyección hubo un debate y que al comentar los vejámenes lo sorprendió que todos confirmaran las denuncias de la película, pero que al respecto ésta se había quedado corta. Así nació la idea de reunir las denuncias.
El ex combatiente Jorge Delgado recuerda: “El hambre que teníamos era una constante, porque estábamos muy mal alimentados; la carne y la verdura se repartían entre los oficiales y suboficiales”. Marcos Ojeda agrega: “Al mes del combate el 90% del regimiento estaba con desnutrición, incluso mi compañía tuvo un deceso por esa causa. Yo siempre pesé 70 kilos y cuando terminó la guerra estaba en 52 kilos y medio”. Mario Romero: “Nosotros estábamos a un kilómetro del puerto, y ahí pegado había un lugar donde los ingleses faenaban las ovejas y tiraban las vísceras. Los soldados iban y alzaban eso (...) buscaban cáscaras de papa, de naranja, y comían; juntaban y comían. Llegó un momento en que parecía que no éramos soldados, éramos linyeras buscando comida. Se tomaban sanciones contra quienes hacían esto. Los estaqueaban o lo enterraban en un pozo, con sólo la cabeza afuera”.
Se trata de establecer la verdad de lo ocurrido. Algo que la sociedad les debe a los caídos y a los que combatieron con dignidad en Malvinas. Se trata de hacer justicia, para separar nítidamente a aquellos que combatieron con honor, de quienes consideraban un acto de valentía estaquear a un soldado hambriento.
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