Los agroexportadores buscan pleitesía, no diálogo, vergüenza ajena sentí cuando desaforados “representantes del pueblo” gastaban sus manos a aplaudir en el Senado cada intervención de los representantes de la Sociedad Rural, CARBAP y de la fuerza de choque de los grandes terratenientes de la Argentina: Federación Agraria, llevando al provocador profesional, Alfredo De Angeli, al atril.
Cabe aclarar que la única voz mesurada fue la de Rubén Giustiniani que puntualizó: “El país vive un verdadero malestar e impotencia en la que perdemos todos. Insistimos en el camino del diálogo y consideramos una estupidez quienes quieren arrodillar al otro”.
Pero es tanta la mentira circulando en los medios que fabrican cacerolazos inexistentes, tanta que Crítica y Perfil -inventaron un cacerolazo en Rosario, el 10 del corriente mes -, ven un crecimiento de la protesta, cuando todos sabemos que cuando muestran en primer plano, es para tapar la falta de gente. Y más aún sabemos que si se alejan las cámaras el número queda reducido al 10 por ciento. Mentira y pleitesía son la cara y ceca de la misma moneda.
Pleitesía buscan los agroexportadores cuando amenazan con echar a un intendente como el de Gobernador Crespo, quien no apoya sus apretadas, y se ve en posición de fuerza inferior, entonces los “mansos” (Carrió dixit) amenazan en tomar la intendencia.
Una cosa es buscar consenso y otra es apretar deliberadamente a personas elegidas constitucionalmente y peor es que los medios apoyen estas manifestaciones de golpismo liso y llano.
Los agroexportadores apretan a todo aquel que no comulgue con su política, como lo hicieron con Rossi, en su casa en Fisherton, tienen espalda económica para seguir riéndose en nuestra cara, sin apostar al diálogo, y con todos los medios de prensa a su favor.
Buzzi dice hay que discutir todo el modelo económico; nos aclara, ya no basta con bajar las retenciones, habla de pobreza, y de federalismo, lo hace supuestamente desde un lugar progre, pero haciéndolo al lado de Llambías y la Sociedad Rural no suena nada serio.
Les dejo una editorial sin desperdicio, de Orlando Barone, dicha por Radio Continental:
No toquen la escarapela. Dejen a la patria tranquila
“Todos somos el Campo. Ponete la escarapela por el país. Ponete la escarapela por el Campo”. Cuando los dirigentes de la negociación leyeron esta proclama sentí que la patria era demasiado para caber en esas cuatro caras. Darse cuerda patriótica sin autorización de la patria es una grosería cívica. No sé qué pensarían French y Berutti de esta arrogancia de un sector económico que pretende que su negocio es tan argentino que se merece la escarapela. En aquel 25 de mayo de 1810 ese símbolo impovisado de dos cintitas celeste y blanca, se asumió como identidad nacional frente a la del poder de la corona.
A mi me sorprende que ahora, por un tema de “retenciones”, por una trama de intereses y de ganancia, un grupo de la sociedad argentina se apropie simbólicamente de la argentinidad. Y lo haga para enfrentar al gobierno nacional como si se tratara de un Estado enemigo. No se deliren. Tómense un mate.
La sola idea de que la escarapela argentina sea invocada en la reyerta impositiva, es de tal despropósito intelectual que invalida razones. La escarapelización, como decoración de la puesta en escena, no convierte por arte de magia a la resistencia empresarial en una patriada gauchesca.
No se puede banalizar un símbolo para lucir mejor ante la televisión y los medios. Está bien que las cámaras aticen el histrionismo hasta del agricultor más inexpresivo, pero quienes están en las rutas no son los gauchos de Guemes ni las montoneras de Felipe Varela o de Pancho Ramírez. Además casi todos aquellos caudillos eran terratenientes.
El Gobierno debería descender de las nubes o de los cerros de Úbeda. Salir del soliloquio que onaniza su discurso, y aterrizar aunque sea en Caballito. Pero los del agro bájense un rato del caballo. Exhiban en la televisión las escrituras de los terrenitos que poseen. Muéstrenles a los argentinos pobres el margen de ganancia que tienen. Declaren a los movileros cuántas hectáreas poseen sus chacritas y cuánto vale cada una.
Y si quieren ponerse una escarapela como grupo rebelde no usen la de Argentina. Pónganse una escarapela con una cabeza de novillo o con una plantita de soja.
Cabe aclarar que la única voz mesurada fue la de Rubén Giustiniani que puntualizó: “El país vive un verdadero malestar e impotencia en la que perdemos todos. Insistimos en el camino del diálogo y consideramos una estupidez quienes quieren arrodillar al otro”.
Pero es tanta la mentira circulando en los medios que fabrican cacerolazos inexistentes, tanta que Crítica y Perfil -inventaron un cacerolazo en Rosario, el 10 del corriente mes -, ven un crecimiento de la protesta, cuando todos sabemos que cuando muestran en primer plano, es para tapar la falta de gente. Y más aún sabemos que si se alejan las cámaras el número queda reducido al 10 por ciento. Mentira y pleitesía son la cara y ceca de la misma moneda.
Pleitesía buscan los agroexportadores cuando amenazan con echar a un intendente como el de Gobernador Crespo, quien no apoya sus apretadas, y se ve en posición de fuerza inferior, entonces los “mansos” (Carrió dixit) amenazan en tomar la intendencia.
Una cosa es buscar consenso y otra es apretar deliberadamente a personas elegidas constitucionalmente y peor es que los medios apoyen estas manifestaciones de golpismo liso y llano.
Los agroexportadores apretan a todo aquel que no comulgue con su política, como lo hicieron con Rossi, en su casa en Fisherton, tienen espalda económica para seguir riéndose en nuestra cara, sin apostar al diálogo, y con todos los medios de prensa a su favor.
Buzzi dice hay que discutir todo el modelo económico; nos aclara, ya no basta con bajar las retenciones, habla de pobreza, y de federalismo, lo hace supuestamente desde un lugar progre, pero haciéndolo al lado de Llambías y la Sociedad Rural no suena nada serio.
Les dejo una editorial sin desperdicio, de Orlando Barone, dicha por Radio Continental:
No toquen la escarapela. Dejen a la patria tranquila
“Todos somos el Campo. Ponete la escarapela por el país. Ponete la escarapela por el Campo”. Cuando los dirigentes de la negociación leyeron esta proclama sentí que la patria era demasiado para caber en esas cuatro caras. Darse cuerda patriótica sin autorización de la patria es una grosería cívica. No sé qué pensarían French y Berutti de esta arrogancia de un sector económico que pretende que su negocio es tan argentino que se merece la escarapela. En aquel 25 de mayo de 1810 ese símbolo impovisado de dos cintitas celeste y blanca, se asumió como identidad nacional frente a la del poder de la corona.
A mi me sorprende que ahora, por un tema de “retenciones”, por una trama de intereses y de ganancia, un grupo de la sociedad argentina se apropie simbólicamente de la argentinidad. Y lo haga para enfrentar al gobierno nacional como si se tratara de un Estado enemigo. No se deliren. Tómense un mate.
La sola idea de que la escarapela argentina sea invocada en la reyerta impositiva, es de tal despropósito intelectual que invalida razones. La escarapelización, como decoración de la puesta en escena, no convierte por arte de magia a la resistencia empresarial en una patriada gauchesca.
No se puede banalizar un símbolo para lucir mejor ante la televisión y los medios. Está bien que las cámaras aticen el histrionismo hasta del agricultor más inexpresivo, pero quienes están en las rutas no son los gauchos de Guemes ni las montoneras de Felipe Varela o de Pancho Ramírez. Además casi todos aquellos caudillos eran terratenientes.
El Gobierno debería descender de las nubes o de los cerros de Úbeda. Salir del soliloquio que onaniza su discurso, y aterrizar aunque sea en Caballito. Pero los del agro bájense un rato del caballo. Exhiban en la televisión las escrituras de los terrenitos que poseen. Muéstrenles a los argentinos pobres el margen de ganancia que tienen. Declaren a los movileros cuántas hectáreas poseen sus chacritas y cuánto vale cada una.
Y si quieren ponerse una escarapela como grupo rebelde no usen la de Argentina. Pónganse una escarapela con una cabeza de novillo o con una plantita de soja.
3 comentarios:
Bueno ser la primera es un honor. Interesante tu blogte dejo abrazos desde este lado de la luna
Breve Historia del Kirchnerismo
Me da mucha risa lo suyo
poner como comentario valido a Asis, uo de los defensores del menemismo, salga al barrio regunte lo que opinan de Menem, ¿se acuerda con quien fue este hombre a las elecciones como candidato a vicepresidente? Con el responsable politico del asesinato de Fuentealba, y se da el derecho a opinar, Y de paso le pregunto a Ud, ya que defiende a Asis como hizo para gastar 1 peso con 70 por cada voto obtenido, El mayor gasto de la historia electoral del pais ¿de donde lo saco, de quien lo obtuvo?
Sea un poco serio por favor, pero de alguien que defiende a Bush y sus campañas de guerra que se puede esperar
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