sábado, 31 de mayo de 2008

LA INTIFADA DE LOS DONUTS

Parece ser que hay cosas que no admiten mezclarse con otras cosas. Como el agua y el aceite, como sumar peras y manzanas, como las Asociaciones de Defensa de lo Políticamente Correcto y la inteligencia. Esta vez los condenados a no entenderse son los donuts y el kufiya.

Ustedes dirán, Que tendrán que ver las rosquillas con el famoso pañuelo árabe? Nada, pero nunca faltan imbéciles que lo ven todo allí donde no hay nada.

La afamada cadena Dunkin Donuts puso en marcha una campaña publicitaria en donde se veía a Rachael Ray, conocida presentadora de programas de cocina por TV, promocionando el café helado que comercializa dicha empresa en sus locales. Como se aprecia en la fotografía, la señora Ray luce, además de una bonita sonrisa, un kufiya que porta con gracejo y naturalidad.

Pues bien, no pasaron muchos días hasta que Dunkin Donuts y la propia Rachael se vieron acusados de "promocionar el símbolo del terrorismo palestino y la intifada", segun el blog conservador Little Green Footballs. A partir de aquí, como se imaginarán, se desato una campaña que acabaría con la retirada del anuncio por parte de la cadena especializada en bollería.

A mi me gusta imaginarme un mundo con publicidades imposibles. Supongamos que McDonald's lanza al mercado la Caribean BigMac y en el anuncio aparece un señor barbudo vestido de verde oliva hablando, durante horas,de las bondades revolucionarias de esta hamburguesa. O la CocaCola Company promocionando su nuevo producto Fanta Agente Naranja con un eslogan que podría ser "mata la sed y todo lo demás "sobre una imagen de la selva vietnamita defoliadas. O Nike, inundando las calles de todo el mundo con una fotografía de un hombre en silla de ruedas calzando unas Adidas.

Lamentablemente en esta dictadura de lo políticamente correcto, nos molestan mas las formas que el fondo. No importa si el café que anuncia la señora Ray es una autentica bazofia o si los donuts nos tapan las arterias a mas velocidad que un tren bala, lo que importa es que su publicidad no ofenda a nadie. No importa que Nike explote niños y adultos en Asia sino que no se les ocurra realizar una campaña sexista. Que mas da si CocaCola sobreexplota acuíferos del "tercer mundo" sumergiendo a pueblos enteros en la sequía y la pobreza siempre y cuando no discriminen en un anuncio a los discapacitados, perdón, quise decir a personas con capacidades diferentes. Y nunca cuestionamos la publicidad en sí, su existencia, este mundo esponsorizado.

Y ahora los dejo pues esta acabando la tanda publicitaria en la tele y comenzará un nuevo capítulo de Los Simpsom donde seguramente el inefable Homer vivirá una absurda aventura mientras devora, uno tras otro, todos los donuts que se le crucen por delante. Y digo yo, de tanto comer donuts, Homer no se habrá vuelto yihadista?

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