La firma del Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) ocurrida el pasado 23 de mayo constituyó el primer gran paso hacia la integración "a la europea" de nuestro subcontinente.
En el acto constitutivo, al cual asistieron los 12 presidentes sudamericanos, se trataron temas como la defensa de la democracia, inviolabilidad territorial, integración energética, alimenticia, comercial y militar.
La primera de las iniciativas regionales tiene que ver con la creación del Banco del Sur. Si bien su primer objetivo es ser el impulsor de inversiones en infraestructura regionales este servirá, como adelantó el presidente Lula, como experiencia para desarrollar un futuro Banco Central Sudamericano que emita una moneda común para el nuevo bloque.
El tema que más controversias generó fue la creación del Consejo de Defensa Sudamericano, una especie de OTAN regional. Esta iniciativa de integración militar impulsada por Brasil tuvo la esperada oposición del presidente colombiano Alvaro Uribe.
Uribe, el mayor aliado de EEUU en la región, se negó a participar del Consejo de Defensa debido a que las naciones sudamericanas no consideraban a las FARC como terroristas.
La política antiterrorista de Uribe, a tono con la que impulsa Bush desde EEUU, incluye la instalación de una nueva base norteamericana en territorio colombiano.
La gran sorpresa la dio Alan García, el nuevo niño mimado de Washington, que apoyó la creación del Consejo de Defensa siempre que se asegure que no se caiga en una carrera militar.
El apoyo del Presidente Alan García representa un incipiente quiebre en la tradicional política de alineación automática a los dictados de Washington por parte de la derecha sudamericana.
Esperemos que los partidos y medios de derecha principalmente de Argentina, Brasil, Chile y Venezuela tomen nota de esa posición independiente y apoyen este proceso de integración regional que debe estar destinado, principalmente, a reducir las obscenas inequidades existentes.
En el acto constitutivo, al cual asistieron los 12 presidentes sudamericanos, se trataron temas como la defensa de la democracia, inviolabilidad territorial, integración energética, alimenticia, comercial y militar.
La primera de las iniciativas regionales tiene que ver con la creación del Banco del Sur. Si bien su primer objetivo es ser el impulsor de inversiones en infraestructura regionales este servirá, como adelantó el presidente Lula, como experiencia para desarrollar un futuro Banco Central Sudamericano que emita una moneda común para el nuevo bloque.
El tema que más controversias generó fue la creación del Consejo de Defensa Sudamericano, una especie de OTAN regional. Esta iniciativa de integración militar impulsada por Brasil tuvo la esperada oposición del presidente colombiano Alvaro Uribe.
Uribe, el mayor aliado de EEUU en la región, se negó a participar del Consejo de Defensa debido a que las naciones sudamericanas no consideraban a las FARC como terroristas.
La política antiterrorista de Uribe, a tono con la que impulsa Bush desde EEUU, incluye la instalación de una nueva base norteamericana en territorio colombiano.
La gran sorpresa la dio Alan García, el nuevo niño mimado de Washington, que apoyó la creación del Consejo de Defensa siempre que se asegure que no se caiga en una carrera militar.
El apoyo del Presidente Alan García representa un incipiente quiebre en la tradicional política de alineación automática a los dictados de Washington por parte de la derecha sudamericana.
Esperemos que los partidos y medios de derecha principalmente de Argentina, Brasil, Chile y Venezuela tomen nota de esa posición independiente y apoyen este proceso de integración regional que debe estar destinado, principalmente, a reducir las obscenas inequidades existentes.
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