En la noche del centro, la multitud. Banderas, bocinas, cánticos.
En una esquina, se encuentran dos hombres. Dos años sin verse. Los dos cambiados. Estás igual, se mienten. Lo que compartieron, se acuerdan. No necesitan decírselo.
Los dos piensan que el otro había sido chupado. Tampoco lo dicen.
Alrededor, la fiesta popular. La emoción de los dos, la misma. Dura poco.
Si los dos están vivos, el otro puede ser un delator.
Los dos, apurados, vuelven a perderse en la multitud.
Ninguno imagina que el otro se salvó de milagro.
Los dos, ahora, cada uno por su lado, se dan vuelta para ver si el otro lo sigue.
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