sábado, 5 de julio de 2008

UN BULLDOZER ATERRORIZA JERUSALEN

Un trabajador palestino mata a tres israelíes antes de ser abatido a balazos, arrollando con una excavadora todo lo que se ha cruzado en su camino

¿Ataque terrorista o ataque de locura? Husam Taysir Dwayat, de 30 años, trabajador palestino en las obras del nuevo tranvía de Jerusalén, desató el pánico en la ciudad santa ayer al mediodía al arrollar con un bulldozer a todo cuanto se le puso por delante. Dos mujeres y un hombre israelí murieron y 66 personas resultaron heridas. El ataque finalizó cuando un soldado de paisano vació el cargador de su arma contra el conductor de la máquina.

Un reguero de coches aplastados, así como un autobús urbano volcado en medio de Jaffa Street, arteria principal de Jerusalén, daban fe de lo ocurrido minutos antes en el lugar. Y no había lugar a dudas: un loco con una excavadora había arrasado con todo. La pregunta que surgía de inmediato era si el ataque había sido premeditado.
La autoridades parecían tenerlo claro. El primero en proclamarlo fue Micky Rosenteld, portavoz de la policía: “Todo apunta a que ha sido un ataque terrorista perfectamente orquestado”, dijo el oficial. “Es un ataque terrorista que pasará factura a los palestinos”, proclamaba Dany Simon, de la Oficina de prensa gubernamental. “Por suerte hemos impedido una matanza al evitar que el terrorista llegase al mercado [de Mahane Yehuda, principal mercado judío de la ciudad, situado a 300 metros de donde fue abatido el conductor]. Pido la destrucción inmediata de la casa del terrorista”, remachó el general Shachar Ayalon.
Pero, sin embargo, hasta pasado un buen rato del incidente, ningún grupo palestino se atribuyó el atentado. El primero en hacerlo, más de una hora después, fue un grupúsculo desconocido autodenominado Brigadas de Liberación de Galilea. Lo hizo, según rezaba su comunicado, en respuesta a los crímenes sionistas y a los de Hamás, que según ellos perpetran en la franja de Gaza contra sus militantes. Ni siquiera la policía israelí le dio la más mínima credibilidad al comunicado. A partir de ahí, como es habitual entre los palestinos, todos los grupos armados más o menos importantes pretendieron hacerse responsables del atentado. Excepto Hamás.
Husam Taysir tenía antecedentes penales como delincuente común: posesión de drogas y hurtos de muebles. Sin duda no era el prototipo de musulmán devoto dispuesto a inmolarse por la causa. No se le conocían vinculaciones con grupo ninguno y, pese a todas las proclamas, incluso la policía tuvo que afirmar lo evidente: Todo indicaba a que el individuo había actuado por su cuenta.
Pero poco importará todo esto. Oficialmente, en Jerusalén, ayer, se produjo un ataque terrorista. La casa del atacante será, presumiblemente, derribada en pocos días y sus familiares perderán todos los derechos sociales e incluso su estatus de residentes en Jerusalén. Las víctimas del ataque recibirán las ayudas pertinentes como víctimas del terrorismo y los políticos israelíes tendrán nuevos argumentos para apretar las tuercas a los palestinos en las negociaciones que mantienen abiertas. Los grupos armados palestinos que se pavonearon reivindicando el atentado habrán ganado su minuto de gloria y puede que la admiración de algún joven palestino desesperanzado.
Y al final quedarán las víctimas. Bat Sheva Unterman, de 33 años y cuidadora en una guardería religiosa; logró sacar a su bebé de seis meses por la ventana de su coche segundos antes de ser arrollada por el bulldozer. Elizabeth Goren Friedman, de 54, maestra en una escuela para ciegos. Y Jean Raloy, técnico de aire acondicionado. Y después, los palestinos, todos, de Jerusalén Este, quienes trabajan a bajo precio en las obras israelíes. Desde ayer su vida será un poco más difícil de lo que ya era de por si. Total, una locura vestida con piel de lobo. -galería de fotos-


Pere Maruny / 02-07-2008

Fuente: www.fotoyperiodismo.com

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