Querido amigo mío:
Es una pena que te encuentres enfermo hoy, justo cuando me decis que hace tan lindo día en pleno agosto rosarino. Cuidáte, descansá todo lo que puedas y mimate mucho mucho. Me gustaría estar ahí con vos para lo que necesites, unos mates, unos trucos, mirar una película o sencillamente charlar de futbol, como cuando yo todavía vivía alla y vos con tu Central y yo con mi Lepra, esa vieja enfermedad. Pero quiero que sepas que desde este verano español, me tomo un respiro y te tiro un centro rasito para que metás un gol.
Por acá el tiempo comienza a mejorar, es decir, hoy ya no hace tanto calor y pinta que la semana que viene las temperaturas bajan en picado y hasta es posible que llueva algún día. Yo lo siento por los turistas pero imagináte que con el laburo que tengo, el calor es mi enemigo. En verano debería estar prohibido trabajar, castigado con prisión o silla eléctrica para quien se atreva a mover un músculo para producir. No es que odie el verano, me gusta casi tanto como las otras estaciones pero al no poder disfrutarlo como me gustaría, me da un poquito de bronca. Soy un resentido estival. De hecho, una de las cosas que me hizo inclinar la balanza por este trabajo de temporada es que, si bien me como laburando el verano europeo, después puedo disfrutar un poco del veranito sureño donde ustedes, los amigos, tienen más tiempo libre y podemos vernos a diario, comer asados, tomar muchísimos mates y desoxidar mi truco once meses olvidado. Mi viejo, pesimista nato, tiene cuatro o cinco frases lapidarias en la que basa su filosofía de vida. Una de ellas es "El verano está hecho para los ricos" y, es lamentable, pero cada vez le doy más la razón. ¿Me estaré haciendo viejo?
Desde hace un par de años, siento cada vez más nostalgia de Rosario en invierno. Ya casi se me escapa cómo es. Son muchos los años trascurridos desde que me fuí y ninguna vez volví fuera de verano. Antes no me importaba, ni lo pensaba, pero ahora de tanto en tanto y sin que venga a cuento, me asalta la imagen de la peatonal Córdoba un día nublado y frío de julio donde voy con la carpeta en la mano después de haberme borrado de la escuela, siempre con algunos amigos, sintiéndonos amos y señores de nuestro tiempo que era la eternidad. O cruzar Boulevar Avellaneda, húmedo y encharcado, para ir a casa de Silvio y ponernos música en el centro musical y tomar mate y comer tortas fritas hechas por su abuela que es un poco la mía también. O,sencillamente, pasear en bondi desde mi barrio hasta el centro, viendo como las gotas repiquetean contra el cristal de las ventanillas, leyendo los carteles que venden cosas o personas, que anuncian candidatos a diputados o mienten lemas convincentes para casi nadie. O el empedrado de la calle French, a diez metros de mi casa, que en invierno se torna más gris, más triste, más lindo. Aún así, ya no soy capaz de recordar el frio de las siete de la mañana cuando esperaba el colectivo para ir a clase. Me dicen que ya no hace tanto frio, que el cambio climático, que olvidáte de los bajo cero de antes, que eso ya no pasa. Pero en algún lado está ese frío y lo quiero recuperar para que me abrigue cuando aquí hace tanto calor.
En fin, parezco el Hombre del Tiempo Melancólico. En realidad lo que busco es animarte, no sé si lo he conseguido o no, si podrás leerlo hoy, si te vas a quedar en cama todo el día, si contestarás. No te propongo una cura con mis palabras (me encantaría pero nadie tiene ese poder) sino una pequeña distracción para que olvides por un rato, el tiempo que te lleve leer, esa fiebre tan incómoda.
A mi de pibe me gustaba estar engripado, pero esa es otra historia. Perdoná si soy pesado pero te lo vuelvo a pedir. Cuidáte, no hagás nada más que curarte y fes bondat, como decimos aquí.
Tu amigo siempre
9 comentarios:
No sé si te servirá, pero yo no podría (y eso que lo intenté) vivir en otra parte.
Es mi lugar en el mundo.
Un abrazo
tu templanza le presta amabilidad a la idea de ese verano que no se deja disfrutar y a este invierno que no llega a enfriarte.
ya llegará otro invierno, quien sabe.
que bueno que se tengan.
saludos.
Es que los años hacen que hasta los inviernos pesen. Después de las operaciones en la rodilla los huesos crujen con la maldita humedad...
Respecto a la fiebre: Espero que "mi paloma" me ayude a bajarla (aunque tal termine haciendo lo contrario).
Abrazo.
Durìsima la nostalgia en tierras ajenas....no sè cuantos años tenga el amigo Cholo, quizàs nos vimos alguna vez por esa calle french adoquinada donde pasè los mejores años de mi infancia y preadolescencia, quizàs fuimos amigos, no sè..tantos se fueron...y yo cuando pude...no quise...
Un abrazo a todos los que no soportaron la ingratitud Nacional y tuvieron que emprender el derrotero.
fuerte abrazo.
Beto
Hay lugares, música, eventos que marcan nuestras vidas, y nos hacen recordar nostálgicamente tiempo y lugares, que en algún momento vivimos en nuestras vidas.
El invierno es bello, en San José de Costa Rica, estamos en invierno, llueve intensamente, y esta noche hace frio, mis pies están helados.
Yo odio el resfrió, prefiero estar sano y sentirme bien, que bello que es Rosario, y el frio de ese lugar debe evocar cosas muy bellas al calor de los hogares, de los lugares, y de los corazones.
Saludos desde esta noche fría.
"tengo esa nostalgia de domingo por llover
de guitarra rota
de oxidado carrousel"....(Bailando con tu sombra, Victor Heredia)
"Ay pais, pais, pais..." (Ernestina).
Un abrazo Cholazo!
Rob : no entiendo lo de la paloma??????????
Aguante Rosario!
Mi paloma es esa persona que es capaz de bancarse, sin chistar, un bodrio chino que querías ver y encima, y por si fuera poco, sonreirte después que le rompiste una reliquia familiar...
Única no?
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