Ecuador respaldó con su Sí, un histórico giro hacia la izquierda respaldando en las urnas una nueva carta magna que abandera el presidente Rafael Correa, que acelera sus reformas socialistas con el apoyo de la mayoría pobre del país.
La reforma, otorga al Estado un mayor control en sectores estratégicos de la economía como el petrolero, la minería y el agropecuario, es la piedra angular para poner fin a la larga noche neoliberal que sumió al país en una crisis permanente. Además, sienta las bases legales para concretar el no pago de la deuda externa que considere "ilegítima", y le otorga un amplio margen de maniobra para renegociar vitales contratos petroleros y mineros.
Al igual que Evo, Correa, está batallando con la oposición para cambiar la carta magna de su país y dar más poder a la mayoría indígena.
Créditos baratos para los pobres, tiendas de alimentos subsidiados o ayudas para construir viviendas son algunos de los proyectos que por primera vez se orientan a los sectores marginales de la nación. Millones de ecuatorianos se están beneficiando de los numerosos programas sociales que el Gobierno ha implementado.
Los detractores de siempre, repiten lo de siempre: la propuesta minará la inversión privada, ampliaría desmedidamente los poderes del presidente y generará un gasto social insostenible para la economía ecuatoriana. La Iglesia Católica ha llamado desde los púlpitos a rechazar la propuesta clamando que promueve el "aborto" y el "matrimonio homosexual", aunque el articulado no hace referencia a la interrupción del embarazo y sólo permite a las parejas del mismo sexo sellar su relación en el plano civil.
La agresiva campaña mediática de sus adversarios y sus frases tristemente célebres: No mil veces NO al comunismo, No al aborto, No al matrimonio de homosexuales, No a la destrucción de la familia, No a la reelección de Correa, No al Ateísmo, son frases repetidas hasta el hartazgo y conocidas por todos nosotros. Al igual que la defensa de la libre empresa en el negocio periodístico: ellos se rasgarán sus vestiduras para que el gran capital tenga el monopolio de la palabra.
Los hijos del imperio siempre se encontrarán bajo una sotana, la historia de nuestro país y de Latinoamérica así lo documentan, para tomar dos ejemplos: el golpe del 55 y del 76, encontró a la cruz al lado de la espada, y con ellos a la internacional liberal. Ellos están cada vez más nerviosos por el rumbo que está tomando Latinoamérica. A los medios a veces su jugada les sale magistralmente, como con la 125, otras veces pierden alevosamente como sucedió en Bolivia hace unos días y hoy vuelve a suceder en Ecuador. Pero cuidado, ellos nunca descansan.
La reforma, otorga al Estado un mayor control en sectores estratégicos de la economía como el petrolero, la minería y el agropecuario, es la piedra angular para poner fin a la larga noche neoliberal que sumió al país en una crisis permanente. Además, sienta las bases legales para concretar el no pago de la deuda externa que considere "ilegítima", y le otorga un amplio margen de maniobra para renegociar vitales contratos petroleros y mineros.
Al igual que Evo, Correa, está batallando con la oposición para cambiar la carta magna de su país y dar más poder a la mayoría indígena.
Créditos baratos para los pobres, tiendas de alimentos subsidiados o ayudas para construir viviendas son algunos de los proyectos que por primera vez se orientan a los sectores marginales de la nación. Millones de ecuatorianos se están beneficiando de los numerosos programas sociales que el Gobierno ha implementado.
Los detractores de siempre, repiten lo de siempre: la propuesta minará la inversión privada, ampliaría desmedidamente los poderes del presidente y generará un gasto social insostenible para la economía ecuatoriana. La Iglesia Católica ha llamado desde los púlpitos a rechazar la propuesta clamando que promueve el "aborto" y el "matrimonio homosexual", aunque el articulado no hace referencia a la interrupción del embarazo y sólo permite a las parejas del mismo sexo sellar su relación en el plano civil.
La agresiva campaña mediática de sus adversarios y sus frases tristemente célebres: No mil veces NO al comunismo, No al aborto, No al matrimonio de homosexuales, No a la destrucción de la familia, No a la reelección de Correa, No al Ateísmo, son frases repetidas hasta el hartazgo y conocidas por todos nosotros. Al igual que la defensa de la libre empresa en el negocio periodístico: ellos se rasgarán sus vestiduras para que el gran capital tenga el monopolio de la palabra.
Los hijos del imperio siempre se encontrarán bajo una sotana, la historia de nuestro país y de Latinoamérica así lo documentan, para tomar dos ejemplos: el golpe del 55 y del 76, encontró a la cruz al lado de la espada, y con ellos a la internacional liberal. Ellos están cada vez más nerviosos por el rumbo que está tomando Latinoamérica. A los medios a veces su jugada les sale magistralmente, como con la 125, otras veces pierden alevosamente como sucedió en Bolivia hace unos días y hoy vuelve a suceder en Ecuador. Pero cuidado, ellos nunca descansan.
1 comentario:
Nosotros también perseveramos.Felicidades Presidente Correa!!!
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