Un viaje al fin de la noche

Cercana la fecha de un nuevo aniversario del golpe de estado. Un acto de conmemoración. Un acto militante. Un acto por la vida.
Este sábado los organismos de Derechos Humanos de Rosario convocaron a un recorrido por la Memoria. Recibí la invitación de una compañera de la Biblioteca Pocho Lepratti, y allí estuve.


Recorrer 6 de los más de 25 lugares en la zona de detención y tortura, fue dolor y esperanza. Dolor porque Agustín Feced, Juan Daniel Amelong, Eduardo Rodolfo Costanzo, Pascual Oscar Guerrieri, Jorge Alberto Fariña, Walter Salvador Dionisio Pagani y Carlos Sfulcini entre otros, usaban la tortura, la vejación y el asesinato como su plato preferido.
Esperanza porque esperamos que el Nunca Más sea una verdad irrefutable.

La reccorrida comenzó a eso de las 16 hs. en la ex Fábrica Militar de Armas “Domingo Matheu”; donde, acompañado por las madres, el ex detenido desaparecido y delegado gremial metalúrgico Juan Antonio Rivero, dijo las primeras palabras.





Siguió por la Escuela Magnasco, cita en Ovidio Lagos y Zeballos, donde en el 2do piso funcionó en vacaciones, un centro de torturas; en complicidad con el ex director de la institución.


Continuamos por el Centro de Información del II Cuerpo de Ejército (Bar Rock&Feller) en Moreno y Córdoba. Donde Galtieri diseñaba el plan criminal para la región y la jueza Laura Ines Cosidoy compartía su amistad y sus té con masas.


Luego, nos dirigimos a dos cuadras, donde funcionó la ex Jefatura de Policía hoy convertido en Centro Cívico, donde las huellas de las detenciones no han sido borradas en el subsuelo del lugar.

De allí viajamos a La Quinta de Funes donde habló la diputada por el SI Alicia Gutierrez, esposa de un ex detenido desaparecido y representantes de H.I.J.O.S dejaron velas en la entrada del centro de detención hoy llamado “La Argentina”.


Desde Funes nos trasladamos a Granadero Baigorria, donde artistas plásticos que forman el colectivo Trasmargen, donaron su obra a la comunidad, que representa a los desaparecidos y la destrucción del aparato productivo nacional, en la puerta del Hospital Eva Perón.


Desde allí fuimos a La Calamita, también en Baigorria, emblema del terrorismo de estado. Con pocas palabras uno de los pocos sobrevivientes del lugar, el Beto Olivares, daba cuenta de las luchas por sacar a la Argentina de la impunidad.

Disculpen que no pude adornar la crónica con hermosas palabras. Hoy no pude decirlas. Sólo volver al viejo lema “No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos, Juicio y Castigo”

... el futuro para mantener viva la memoria.

Un viaje al fin de la noche.