En 2002 Storni, obispo y amo y señor de Santa Fe, cayó en desgracia, ni sus dos mayores aliados políticos, los peronistas feudales: Obeid y Reutemann, lo pudieron salvar. En el pasado los buenos siervos obedecían lo que el pastor les ordenaba, entretanto bendecía el nombramiento de algunos amigos que ya habían pasado por la función pública cuando las urnas estaban bien guardadas.
Después de la acusación por abuso sexual al Monseñor le quedan pocos caminos y se refugia en La Falda a fines del 2002, con un paso breve por el Vaticano.
Nos cuenta la Voz del interior que cuando los vecinos empezaron a verlo, al principio creyeron que era uno de esos turistas que tienen casa en las sierras. Algunas veces se lo encontraban leyendo el diario en el café Van Gogh, frente al Automóvil Club; al mediodía se lo topaban en el banco, y por las tardes, a veces, lo veían caminando por la avenida Edén.
Era un hombre que llamaba la atención por un toque algo excéntrico: grandote, con barba, el pelo largo fijado con gel y como les gusta disfrazarse a muchos que van a actos del rosedal, vestía bombachas y calzaba botas o alpargatas de carpincho. Estaba casi siempre solo y a veces, pero sólo de vez cuando, lo acompañaban dos hombres más jóvenes y una mujer.
La casa que la iglesia católica, apostólica y romana que le brindó para el descanso al obispo se situa en la calle Bellavista 161, queda a 150 metros de la iglesia del Santísimo Sacramento. La construcción es de dos plantas. Sobre la vereda, dos árboles enmarcan el frente. Los vecinos que la conocen dicen que tiene tres dormitorios, un estar vidriado que se ve desde la calle y un oratorio en el jardín del fondo.
Estando en su dorado exilio vaticano en una misiva anunciaba a los sacerdotes católicos de la provincia su renuncia, que nunca fue aceptada, terminaba de esta manera: "Mi juez es el Señor"
Era un hombre que llamaba la atención por un toque algo excéntrico: grandote, con barba, el pelo largo fijado con gel y como les gusta disfrazarse a muchos que van a actos del rosedal, vestía bombachas y calzaba botas o alpargatas de carpincho. Estaba casi siempre solo y a veces, pero sólo de vez cuando, lo acompañaban dos hombres más jóvenes y una mujer.
La casa que la iglesia católica, apostólica y romana que le brindó para el descanso al obispo se situa en la calle Bellavista 161, queda a 150 metros de la iglesia del Santísimo Sacramento. La construcción es de dos plantas. Sobre la vereda, dos árboles enmarcan el frente. Los vecinos que la conocen dicen que tiene tres dormitorios, un estar vidriado que se ve desde la calle y un oratorio en el jardín del fondo.
Estando en su dorado exilio vaticano en una misiva anunciaba a los sacerdotes católicos de la provincia su renuncia, que nunca fue aceptada, terminaba de esta manera: "Mi juez es el Señor"
Hoy los representantes de la mayor multinacional del planeta, la iglesia, que tiene representantes y oficinas recaudadoras en cada pueblo, se dan el lujo de opinar sobre un acto de amor y privado, escuchen a su par, y dejen que el "Señor juzgue".
Por mi parte, sólo les pediría que se callen la boca, digamos por 5 o 6 siglos, que fue el tiempo que le llevó a pedirle perdón a Galileo Galilei, y si lo ven al de la cruz, que me baje dos cajones.
PD: Cuando se destapa la olla y Gabriel Storni es citado por primera vez en la justicia, este huye a Llambi Campbell, lugar de residencia del Lole Reutemann, pero se alojará en la estancia del Licenciado Eduardo González Kess, productor agropecuario, secretario de la Bolsa de Comercio de Santa Fe y asistente a cuanta reunión de la Fundación Libertad realice.
7 comentarios:
totalmente de acuerdo... yo les pediria que se llamen a silencio x toda la eternidad... son una lagrima..
el hombre mientras tanto, cobraba un sueldo de secretario de estado.
La embajadora cultural de Santa Fe, Mirtha Legrand, sabiendo que sólo le dieron ocho años en cana -y que dos causas proscribieron porque la denuncia la hicieron de grandes ya los otros dos chicos violados que lo denunciaron- me imagino que ya está clamando por la pena de muerte para los violadores. Porque entran por una puerta y salen por la otra de la Iglesia.
Y porque el estado, encima, les paga un suelto gigantesco a los violadores.
Una verguenza, Mirtha, eh.
ya va a salir y demostrarnos que el nombramiento de Cleto Binner fue un verdadero acierto.
Lo peor de todo es que como Estado debemos sostener la existencia de esta institución nefasta.
bravo, hermoso. japi ñu iar!
Que tengas un muy buen 2010, SD.
De paso, gracias por deschavar al que te jedi.
Un abrazo,
Andrés
La iglesia, los militares y el campo son los pilares de la nación, ¿no lo escuchaste a Roulet?
La verdad que dan asco.
¡Saludos!
Separación del Estado de la religión, ya!
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