Cuando el gobierno del general Jorge Videla convocó a los cuatro grandes diarios, La Prensa no aceptó el ofrecimiento de ingresar en Papel Prensa. Sí lo hicieron La Nación -rompiendo toda una tradición histórica liberal con esa actitud- La Razón y Clarín.
Clarín parecía predestinado a consolidar su monopolio. Por un lado, en una hábil operación, Ernestina Laura Herrera de Noble, como viuda del fundador, se había apoderado de la totalidad del diario aunque sobrevinieran juicios, sobre todo de la hija del doctor Noble. Por el otro, había irrumpido en Clarín el grupo que encabezaba Héctor Magnetto que en la maniobra con Papel Prensa logra los méritos para consagrar su imagen interna ante la directora-propietaria.
Clarín deja de ser sólo un problema de sí mismo a partir de 1977 cuando cae en sus manos la empresa Papel Prensa. Allí comienza a acelerarse la formación de un monopolio amenazador de la libertad de expresión. Marcos Citrynblum (secretario General de Redacción) sobrellevó la década del ’70 con, al menos, una virtud: trató siempre de evitar en Clarín el predominio de la Administración sobre la Redacción. Peleó mucho esa supremacía, pero en la segunda mitad de esa década perdió la batalla pues quedó Clarín en manos de Héctor Magnetto. En 1990 ese gerente completó su dominio sobre todo el diario, desde la Dirección a la Redacción, al decapitar a toda la cúpula de conducción periodística de Clarín.
El derrumbe del grupo Graiver ya era evidente semanas antes de la muerte o desaparición de David, hecho que contribuye en forma decisiva a precipitarlo. El desorden era total, situación que se puso de manifiesto el 3 de noviembre del ´76. Ese día, Papel Prensa convocó a una asamblea extraordinaria a fin de regularizar las transferencias accionarias. Al mismo tiempo llovía sobre los Graiver todo tipo de presiones y sugerencias para que se deshicieran de sus empresas.
Ese mismo 11 de agosto se emitió otro Decreto, el 4.400, por el que se llamaba a concurso internacional de antecedentes para la realización de un estudio de inversión de una planta de papel prensa. También se estableció una contribución de 10% a la importación de papel de diario desde el 1 de agosto de 1970 hasta la puesta en marcha de la planta. Durante casi diez años se le cobra un impuesto a todos los diarios argentinos para montar una fábrica de papel y los militares, finalmente, se la regalan a sólo tres.
Fragmento de libro de Julio Ramos - “Los cerrojos a la prensa” 1993
4 comentarios:
Magnetto al horno, con papas...
Seguramente van a decir que Julio Ramos está cooptado por los K en el cementerio...
Saludos
la ilustración de videla y ernestina es de mi autoria y la estan usando sin mi permiso.
LE BORRARON MI FIRMA. es una falta de respeto ya que solo era cuestion de pedirme permiso y citar la fuente. por eso te exijo que retires esa imagen inmediatamente.
Perdón Bou como la tomé de la web la puse. Mil Perdones.
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