Revisando papeles viejos, de esos "para leer después" me encuentro con algo que aparece como imprescindible en estos tiempos de confusión adrede, donde urge la tarea de distinguir a "ciencia cierta" a babuinos ansiosos por enfiestarse de los gorilas que quieren volver a apropiarse de la
fiesta.
Perdón por apelar a algo tan alejado del sentir matero, pero creo que esta vez sí vienen a cuento un par de experimentos hechos (cuándo no) en los Estados Unidos.
En el primero, hecho en la Universidad de Emory, un equipo de científicos (hagamos la concesión) asignaban a una pareja de monos una tarea similar a cada uno, y al finalizarla les daban un "pago", por separado. Cuando el "premio" consistía en un pepino a cada uno, no había problemas. Pero sí los había cuando a uno le daban un pepino, y al otro unas cuantas uvas,
algo mucho más apetitoso para estos muchachos.
Los experimentadores se mostraron sorprendidos con las reacciones: en algunos casos, los monos arrojaban los pepinos al piso haciendo notar la injusticia. En otros, completaban la tarea pero se negaban a aceptar un pepino, cuando a su compañero, por hacer lo mismo, le habían dado uvas.
Otros muchachos, encabezados por Alan Sanfey, del Departamento de Psicología de la Universidad de Arizona, hicieron una apuesta parecida. Lo suyo es la Neuroeconomía (una disciplina que interrelaciona neurociencia y psicología con economía) y para el experimento usaron también monos, pero vestidos y con licencia de conducir estadounidense. La base fue un invento llamado "Juego del Ultimátum" que consiste en darle plata a una persona, con el mandato de que tiene que repartirla con otra. El dueño de la torta hace la oferta: si el otro la toma, los dos se quedan con su parte, pero si la rechaza, nadie se queda con nada.
La "sorpresa" que dieron estos monos era el creciente número de rechazos cuando la oferta no era 50 y 50 por ciento. Y si bien no hay números de cuántos dijeron "no" (el experimento consistía en tomar imágenes cerebrales del segundo jugador para ver qué áreas se activaban) se sabe que el rechazo era creciente a medida que la oferta era más disímil.
¿No era que los animales, por instinto de supervivencia, siempre aceptan comida?
¿No era, como decía el viejo Adam Smith, que el egoísmo era el motor de la economía?
¿No era que por la plata bailan los monos?
Aparentemente, y para gusto de los Hugos (Moyano y Yasky), no son pocos los mamíferos que, en su carrera evolutiva, debieron tomar la solidaridad como ventaja adaptativa y comparativa, para asegurar su supervivencia. Una cuestión para seguir trabajando por estas pampas, que de vez en cuando se llenan de gorilas.
Riotinto
http://es.wikipedia.org/wiki/Juego_del_ultimátum
http://www.terceracultura.net/tc/?p=561
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_3126000/3126824.stm
4 comentarios:
Muy interesante sindioses, salvo la mencion a Adam Smith capaz algo errada, es decir, es mas un Adam Smith de supermercardo que el de La Riqueza de las Naciones. No es por hacer su apologia, pero le paso este link del mismo Chomsky que reivindica en parte su lectura.
http://www.chomsky.info/books/warfare02.htm
Saludos
Se trata del mamarracho más grande que he leído en toda mi vida. Son tantas (pero tantas) las contradicciones y aberraciones contenidas en el post, que ni siquiera vale la pena rebatirlas o explicarlas. Es una pieza de humor.
Vamos RioTinto todavia!!!
Jajaja, hay un experimento que no falla: cualquier comentario, nota, imágen, video, audio o forma de expresión del peronismo genera la reacción de al menos un monito. O gorila :)
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