Los Ricardos y el cumple de la cornetita

En los festejos hiperacotados por el aniversario 65 aniversario del diario Clarín, el ex Descamisado Ricardo Roa recibió la medalla de honor por los 25 años de servilismo al grupo cuya dueña esta seriamente sospechada de ser apropiadora de menores de posibles ex compañeros de militancia.

En la foto se lo ve con corbata roja a Ricardo Kirschbaum, editor general del pasquinete, es decir el que decide que se publica o no de acuerdo a Mr Burns Magnetto. Kirschbaum ingresó en el diario en 1976 el mismo año del Golpe de Estado, donde no se veía ataques a la libertad de prensa sino era una época en la “que se abrían numerosas esperanzas”.

El buen Ricardito que se reconocía seguidor de Abelardo Ramos, empezaba a escalar, y a olvidarse hasta de sus padres exiliados. Tal fue el ascenso de Kirschbaum que a poco tiempo de conseguir empleo lo enviaron a cubrir la reunión del dictador Videla con Carter en una nota diciendo: (Videla) “Se refirió luego a la distorsión que sufre la imagen argentina en el exterior, hecho que fue admitido por Terence Todman”, “El presidente argentino continuó diciendo que la guerra contra la subversión está llegando a su fin y que para esta navidad muchos de los problemas planteados van a quedar resueltos, manifestándole a continuación que los detenidos en la Argentina tenían tenían las garantías de la justicia civil y militar, según la jurisdicción de cada delito juzgado”

Kirschbaum hoy preocupado por los resortes institucionales (el parlamento, la justicia y el gobierno democrático) trabaja y trabajaba en el medio en que el 1ero de agosto de 1976 señalaba: “en el país existe libertad de prensa” “de acuerdo con determinada óptica exterior, en el país esa básica garantía se encontraría seriamente afectada”, porque “una conclusión semejante sólo puede ser el resultado del desconocimiento de la verdadera situación política del país o, también es necesario decirlo, de un intencionado esfuerzo en presentarla bajo una luz francamente desfavorable”.

Sabemos mucho de lo que pasaba en esa época, en una redacción tampoco se ignoraba: al poco tiempo era asesinado Rodolfo Walsh, pero no era el único, desaparecían 87 periodistas y se cargaron en alguna calle a otros 17, entre ellos a empleados y ex empleados del mismo diario Clarín entre los que contamos a Guillermo Ceretti, Daniel Alberto Danquen, Luis Rodolfo Guagnini, Enrique Raab, Francisco Paco Urondo y Carlos Alberto Pérez director del suplemento literario del diario.

Al mismo tiempo que Ernestina brindaba con Videla, Ricardo ascendía y ascendía, escribiendo una columna los jueves donde ponderaba a la dictadura.

Aún así con la dictadura en retroceso y dando sus últimos manotazos de ahogado y los crímenes eran intapables, un caso terrible se dio a luz, moría asesinada de dos balazos, Ana María Martínez, joven militante del PST, embarazada.

Con el cadáver fresco Kirschbaum alababa “la lucha antisubversiva” y de paso llamaba a una reconciliación con los asesinos: “Nos referimos –claro está– a la época de la lucha antisubversiva. Ninguna persona responsable negará que dicha acción fue necesaria, puesto que la guerrilla había puesto al país en trance de disgregación. Pero nadie dejará de advertir, tampoco, que ese doloroso enfrentamiento intestino dejó secuelas que todavía seguirán influyendo en nuestra vida pública por años, y heridas en el tiempo, lejos de borrar, parece iluminar con más cruda luz cada día. Cuando más necesidad tiene la Argentina de conciliación y de reconciliación, cuando más preciso resulta un sinceramiento que lleve la paz –aunque no pueda borrar el dolor– al seno de las familias de los desaparecidos”

Kirschbaum hace unos días afirmó estar en guerra contra el gobierno y de paso se definió como soldado, eso sí un soldado muy obediente, pero con un sueldo equivalente a cien Tenientes Generales. Si pensamos que no declaró contra Bussi “por problemas procesales internos” (?), y al mismo tiempo apeló por “una fórmula para saldar cuentas con ese pasado” en consonancia con la señora Pando y Duhalde el malo, vemos para el lado que corre. En otro tiempo había salvado al condecorado por Bussi contando un lindo cuento que Morales Solá había sido perseguido en la dictadura, nos damos cuenta hasta donde puede la mentira del colorado. Al definirse como soldado no me quedan dudas que su intento de ir a declarar en la causa Bussi fue para tratar de salvar al ya fallecido Roberto Lapegue represor en Tucumán y padre del soldado nocturno, dueño del prende y apaga.

Si quieren saber hasta donde lleva la basura de este tipo, un tema que lo salpica y muy feo, es en el affaire del espía macrista Ciro James y los telefonitos a nombre de su esposa en las escuchas a Ávila. Alguna vez la revista Brando propiedad de La Nación presentó a su hijo como uno de los mejores hackers del país, si vemos que muchas webs del gobierno han sido intrusadas y una de las últimas es la de la CNC a favor de Fibertel no es muy raro que haya provenido de la misma cloaca familiar.

Volviendo al cumpleaños, Ernestina anoche afirmó: “No conseguirán que nos apartemos de nuestro compromiso con la sociedad. No conseguirán corrernos de nuestro camino. No conseguirán que dejemos de hacer periodismo”.

El mismo compromiso que tuvieron con la dictadura, el mismo periodismo.