DINAMITERA

En la madrileña plaza de Cibeles se citan los seguidores del Real Madrid para celebrar cada uno de sus logros deportivos, pero esta plaza esconde también historias menos festivas. En ella pasó algunos años de su vida una mujer que sobrevivía vendiendo cigarrillos americanos de contrabando. Ya había pasado la guerra, ya había perdido su mano derecha manipulando dinamita, defendiendo la República con 17 años, ya no estaba con su hombre, ya habían pasado los años de prisión, ya no le quedaba casi nada pero tiro para adelante, y se rehizo. Ya Miguel Hernández le había dedicado un poema y justo el día en que ella abandonaba una cárcel franquista el poeta moría en otra. Pero ella pudo seguir, más mal que bien, para ser parte y testigo de una época que, aunque la quieran sepultar,todavía nos marca. Fue parte de uno de los sueños mas bellos que conociera la humanidad, un sueño que llevo 40 años mitigar, pero que aun anida en muchos corazones latientes de justicia y libertad. El jueves pasado dejo de latir el suyo, con casi 89 años de lucha, de lucidez, de coraje, de vida.

Para ella, Rosario Sánchez Mora, La Dinamitera, nuestros respetos y nuestro cariño tricolor, como la bandera que ella amo y que hoy la envuelve en su destino final.

ROSARIO, DINAMITERA

Rosario, dinamitera,

sobre tu mano bonita

celaba la dinamita

sus atributos de fiera.

Nadie al mirarla creyera

que había en su corazón

una desesperación,

de cristales, de metralla

ansiosa de una batalla,

sedienta de una explosión.

Era tu mano derecha,

capaz de fundir leones,

la flor de las municiones

y el anhelo de la mecha.

Rosario, buena cosecha,

alta como un campanario

sembrabas al adversario

de dinamita furiosa

y era tu mano una rosa

enfurecida, Rosario.

Buitrago ha sido testigo

de la condición de rayo

de las hazañas que callo

y de la mano que digo.

¡Bien conoció el enemigo

la mano de esta doncella,

que hoy no es mano porque de ella,

que ni un solo dedo agita,

se prendó la dinamita

y la convirtió en estrella!

Rosario, dinamitera,

puedes ser varón y eres

la nata de las mujeres,

la espuma de la trinchera.

Digna como una bandera

de triunfos y resplandores,

dinamiteros pastores,

vedla agitando su aliento

y dad las bombas al viento

del alma de los traidores.

Miguel Hernández