Palermo, el zoológico esquizofrénico

Como en los medios, media verdad, media mentira

A las 4 de la tarde, Carrió extasiada mira pasar la virgen y se le ocurre otra profecía, a su vez sigue pronunciando su frase preferida: “no hay oligarquía” mientras el señor Miguens asiste con su cabeza, preocupado porque la nueva calculadora que compró no tiene los suficientes números para multiplicar por 2 sus hectáreas. Llambías, añorando los viejos tiempos cuando su primo Martínez de Hoz era ministro de economía y pensando en lo lindo que era tener grupos de tareas bancados por el estado al servicio del capital privado, Vilma Ripoll lo besa agita una banderita roja y dice pronunciarse por la reforma agraria, Blumberg y Nito Artaza, desesperados por una cámara de tv, regalaban entradas de su nuevo show “Culos, Sociedad Rural y Desaparición Forzosa”.

Radio 10 comenta lo lindo que era un país sin bolivianos. Bullrich, debido al calor reinante en pleno invierno, se apantallaba con una Banelco que le había sobrado de la repartija cuando se voto la ley de asesinato laboral. Rodríguez Saa, pensando una y otra vez en su gesta heroica de presidente que le arrebató el esposo de su vecina de Palermo, Hilda de Duhalde, que en ese momento estaba condecorando a Francchiotti por haber asesinado a Kosteki y Santillan.

Buzzi, tomaba un mate que le servía un adepto del recontraalcahuete de Menem: Barrionuevo. La Pando abrazaba a un militante de Convergencia Socialista, con una bandera de Guevara que confundía a De Angeli con el comandante Cienfuegos. La tropa de la CCC, comandada por Juan Carlos Alderete rezaba un padre nuestro y repartía volantes de la nueva versión Hilux Cardon.

Lozano le escribía el discurso a Buzzi, mientras Lopez Murphy hacía lo propio con el de Carbap, uno a otro se pasaban la birome, para dar los últimos retoques.
Uno de barrio norte comentaba que había que echar a patadas a estos “montoneros en el gobierno”, Castells como hombre bondadoso, le limpiaba la corbata de 400 dólares que había comprado en su último viaje a Miami.

El vendedor de brújulas políticas, estaba perdiendo plata, nadie se daba por aludido, el vendedor de banderitas, ofrecía como 2da parte del clásico de Trotsky, la revolución traicionada, esta segunda parte, avalada por el MST, escrita a medias por Llambias y Miguens y auspiciada por Cargill. Otro puestito ofrecía 2 silobolsa con una nota con agradecimiento al maoismo vernáculo por los servicios prestados. Mientras el 2do de Federación Agraria de Entre Ríos, Juan Echeverría, se ponía una campera de cuero e imitando a juanse de los ratones cantaba “nadie evade como yoooooooo”